Muere la razón
La causa última del estado de las cosas
Se desvela la verdad
Acerca de lo efímera que es la tonada
Parece tan nimia la noche
Tan frágil la armadura
Que ante el dolor se aparta
Que le resta sentido a las lágrimas
Que despliega la ansiedad por nada...
Nada convertida en polvo
Que regresa al sueño profundo
Al letargo y al silencio
Al eco de los alfileres
Que se clavaron en el corazón.
Muerta la palabra
Muertos los sentidos
Y en la cobardía de afrontar la realidad
Regresa a la mortaja
De un hoja en blanco
A la pausa permanente
En el viejo estante donde se había colocado
Regresa al sueño polvoriento
De una nostalgia perenne.
Y ahí se queda
Quieta
En silencio
Buscando una razón
Para sufragar la pérdida inminente
De la tinta
De la calma
De la luna.
Este es el fin
El término de la fantasía
Para explicar lo que la realidad no puede
Para mantener el misterio y la duda,
Se termina el dulce sabor del éxito
Se terminan las memorias sensoriales
Y reposa la prosa
Guardada en un cajón virtual
En un lapso fortuito
Que no sé si regresará...
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