La vieja luna llegó después de muchos años
y al corazón de tinta etérea preguntó
si había un cuarto para alquilar
en el barrio de su sinrazón...
Por las laderas de la vecindad
que pareciera dibujada por un inocente
brilla y ríe tanto el sol
que la noche poco se asoma
y no se extraña la risa loca
de las praderas doradas
ni de los bosques cansinos...
La vieja luna está en un estante
donde ella misma decidió quedarse,
sus hilos de plata casi extintos
ya no llegan a estas tierras de Dios...
La vieja luna es luna vieja...
Querida y lejana,
hablada, imaginada,
sin mácula recordada,
sin tiempo en su recuerdo...
La vieja luna es luna vieja...
y quizá por siempre
permanezca así...
Abel, Jimena e Inés
Hace 14 años
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