En un abrazo automático que retoma la sombra de su antigua pose,
es que encerrada en las parades castañas de su propia ventura
reside apartada y acompañada de sí misma....
Y un reflejo lejano pareció iluminarle
como la sonrisa del guerrero
que con su yelmo radiante
le buscaba para abrazarla
y llevarla a su hogar
en el corazón del continente de silicio y piedra...
Es entre torturas que el corazón aprende a amar la vida
y a las aladas mismas que se convergen en una sola persona:
en la amada del guerrero
que con armas letradas le revienta la calma
para engullirlo en su propia tormenta de abrazos caricias y besos...
Un gigante del color del cielo
que al llorar da vida a las calles de mi corazón de silicio...
Amor del tamaño de la mano de Dios,
tan cerca de su corazón
que me abarca media vida para sentirlo apenas
y el resto de ella para disfrutar de su toque maravilloso en mi alma,
es así este amor
tan suave que me envuelve
desde adentro hacia afuera...
del corazón...
Abel, Jimena e Inés
Hace 15 años
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