Hoy he mirado al cielo con su sangre cubriendo las nubes
y dorando los árboles con los rayos de un sol marrón.
Hoy he recordado tu sonrisa tan infantil y afable
como el aroma indeleble que me acompaña siempre,
aquél cuya evocación te trae cerca de mí aunque estés lejana.
Hoy te he llamado a gritos pero sé que no escuchabas,
lloré por tenerte cerca
pero aquí ni te encontrabas,
mi exilio es peor que la muerte
y más horrible es el no verte.
Sé que nos separa un conjuro que no puedo romper,
siento no haberte dicho lo correcto,
aquella verdad callada que con mi espada escondí:
mi coraje, amor ocultaba;
y hoy que lo reconozco,
dudo si te volveré a ver.
Hermosa niña solar,
has cambiado tu rostro en mi alma,
no quiero a la chica del alba,
sino a la que la muerte supo afrontar.
Abel, Jimena e Inés
Hace 15 años
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