A veces el alma necesita retroalimentarse con bardos y trovadores, con aquellos locos que tuercen el lenguaje como tejidos de un gran telar.
A veces es necesario encontrar la poesía en el acorde de una guitarra desnuda que nos canta su mensaje rústico en ritmos básicos...
A veces no tenemos los ojos lo suficiente abiertos para tomar los salmos que salen de las cosas comunes, la materia de nuestras vidas...
A veces parece que la poesía se nos esconde por años, cuando hemos sido nosotros quienes hemos olvidado apreciarla...
Porque la poesía jamás ha sido una moda, sino la fina necesidad de gritar que tiene el alma... su angustia, su amor, nuestra indiferencia...
Y aunque a veces toquen a la puerta los motivos para escribir, es la asesina vida diaria la que aborta los versos que quisieran brotar...
Falta una pausa en esta rutina a punto de descarrilar, con esa prisa falsa que nos apura a la muerte llegar...
... y una ligera sonrisa que se esboce en un rayo de sol, escrito en una línea de papel o en el moderno ordenador... falta hacer poesía...
... Hace falta escribir con la tinta del corazón... encontrar esa pasión perdida que en el abismo de los días, atrapada está sin razón...
A veces se echa en falta esa voz en off que acompaña lo que nuestros ojos aprecian, aquélla que describe la vida de otra manera...
No es la poesía otra cosa que la declaración de amor a la vida, a la mera existencia de la cadencia de las palabras para sentirse mejor...
A veces el enemigo esta en casa, se esconde bajo la piel de aquellos que amas y nadie lo nota...
A veces sólo basta con una palabra, para desatar un infierno, con un gesto de egoísmo para coartar todas tus ganas de seguir adelante...
A veces la decepción es tan grande, el desencanto seguido de un sentimiento de impotencia, pero sabes que huir jamás ha sido una opción...
A veces te sientes tan solo y los vínculos del corazón se tornan en cadenas para el alma, lastres para el ánimo, veneno para el espíritu...
A veces no vas a poder estar bien hasta que des la última gota de sangre... Hasta que sacrifiques el último resquicio de lo que tú eres...
...y a veces, ni así.
A veces deja de serlo y se convierte en siempre... A veces se es y se transforma en nunca...
A veces ni en las palabras puedes encontrar consuelo o desahogo...
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