Ni siquiera te despiertas
Y ya está invadido tu sueño
Sientes ese escozor en las piernas
Qué te revela que el sortilegio esta hecho.
Llevas ahogada esperanza bajo tus pestañas
Y el gobierno de tu pecho perdido
Cuando más temes a lo que te ama
E imaginas el ronroneo de un gato dormido.
Quizá en la letra esperas que siga
La canción de un amor concebido
Quizá es la única manera
De saber que el corazón no está perdido.
Y aunque la dicha licuada en la piel no se cultive
En la memoria duerme la forma de ser un verso cumplido
La dulce caricia que quebró toda expectativa
La verdad oculta bajo el sudario de la verdadera vida.
Ingenuas promesas de hadas y caballería Imborrables se quedan en el alma
Como preseas de un deseo anhelado
Como oleadas de inquietud éterea por tiempo transcurrido.
No fue tema de una ordalía sin razón
Sino la razón de toda una ordalía de vida
La llegada gustosa a un jardín que reclama atención
Una época a destiempo. La razón de la sinrazón.
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