miércoles, octubre 28, 2015

Oración

Quiero llegar a deponer mis armas en tu templo,
Postrarme ante ti y rezar tu credo
Hacer que mis palabras retumban en los muros de tu fé
Quiero quedar desnudo ante tu mirada y rendirme a tu culto,
Orar de rodillas y hacerte conocer el poder de mis ruegos
La verdad que encierra mi lengua entre las frases que te profiero
Sentir que mi verbo cimbra tus cimientos,
Escuchar el eco de tus susurros
Y beber el mensaje líquido de tus licores ante mi devoción,
Quiero sentir vibrar el oráculo en tu vientre
Y estallar en un éxtasis de epifanía compartida en tu seno...

Quiero ser el único sacerdote que colme de esperanza tu suelo
El mensajero del milagro de hacer brillar el sol en tu altar
La vela que ilumine cada rincón de tu casa secreta
La verdad velada entre los versículos de tu dogma
Ser tu devoto por toda la eternidad
El vehículo de la ceremonia sagrada de hacerte feliz
Comer y beber de la nobleza de tu tierra
Y ser el eterno habitante de tu paraíso.

miércoles, octubre 21, 2015

Recuento


Busca entre esos pedazos de loza los restos del corazón que se rompió... haz polvo con ellos y quizá ahí encuentres poesía.

Busca entre la profundidad de tu pensamiento la razón por la cual escribiste en mi epitafio... si querías ser eterna, no era necesario...

No quedan reclamos, porque gustosa se acepta la muerte por un instante de gloria, por la satisfacción de tocar un sueño....

Es imposible callar el dolor... en pos del bienestar de una luna que nunca dejará de estar presente en sueños....

Dulce es la muerte que te otorga el olvido, al no saberte ya vigente en el corazón de quien te robara el abrigo de la razón y la calma...

Dulce y amarga es la prisión del silencio: aquella soledad opresora que te arranca las ganas de ver otra luna, por no ser tú mismo.

Lo que más duele es ese silencio que envenenó cada segundo de hastío. Ese silencio mortuorio del que no sabes nada. En el que nada sientes.

Silencio que te hace sentir como un asunto tachado de una vieja lista de pendientes. Un antojo con el que ya no se supo qué hacer.

jueves, octubre 08, 2015

La medida de los sueños

Es que a la saga del tiempo cada vez entiendo menos lo que me está diciendo la vida, no veo claridad en sus palabras...

¿O es quizá que no se trata sólo de ver? ¿Qué hace un perro que le aúlla a todo lo que deslumbra? ¿Qué se hace con los deseos cumplidos?

No es que me asuste el recorrido, pero me encantaría saber con certeza hacia dónde voy... ¿En dónde me encuentro?

No es que lleve la medida de mis sueños anotada en un papelito, en mi bolsillo... Llevo la convicción de que el corazón manda.

Hierro y carne

Vas a llevar de la mano las ganas de mi pluma de ensueños, vas a llevar ese legado de versos a cuestas, en tus letras y palabras.

Vas a llevar la cadencia de mis sueños atrapados en hojas blancas, vas a llevar las amapolas y las albahacas para adornar mis destierros.

No se trata de encontrar lo que ya se ha hallado, sino de mirarse a uno mismo en el espejo, yo me adoro escribiendo, tú te amas leyendo.

No se trata de esconder intenciones entre acertijos, sino de jugar con palabras que acaricien los sentidos, sensibles, sensoriales...

No se trata de romper estructuras, se trata de crear y mirarse a través de otros ojos, de forjar mundos nuestros, particulares, sensoriales.

Me busco leído y repetido en privado, tu te quieres ver a través de mi verbo, no es un espacio vacío lo que quiero, sino un recuerdo eterno.

No me parece mala práctica: tu te amas leyendo, yo me adoro al escribir, al expandir mi alma y mi mente al papel.

Hay monstruos que gustan de quebrar lo que aman, que llevan hasta el límite lo que su pequeña mente les puede ofrecer.

Hay amores tan fuertes y tan sólidos que todo lo perdonan. Y es con ese amor que agrietan las máscaras de los monstruos con los que viven.

A veces olvidamos que alimentamos el corazón de otros monstruos al mirarnos en sus espejos. Buscamos hierro donde hay carne.

Intervenir el vacío

Las palabras no se encuentran solas, están perdidas sin el faro de tu corazón...

Las palabras están dormidas, esperando aquélla chispa que inicie una nueva galaxia, un nuevo verso que te lleve implícita...

Y por ello nunca escribiremos esos tratados de camaradería etílica, que nos confundiría más entre nosotros y nos mezclaría la tinta...

Siempre hay que recordar que las musas son intangibles, estrellas inalcanzables que adornan vacíos profundos con talento dormido y solícito.

En la onírica, la realidad no corresponde... La luz permanece supeditada a la forma de las sombras y los vacíos son ecos de la expectativa.

En la onírica, tú sigues siendo tú, pero en la realidad yo soy el reflejo de la percepción y la esencia de lo que hay... Versos disfrazados.

A través de la gracia del tiempo el talento despierta al reconocer el viejo barrio sensible, al sentir en los pies el barro creador dormido.

Nada ha cambiado... La razón de los sueños es intervenir el vacío que puede explotar en una galaxia de versos ahogados en hastío encantado.

Nada ha cambiado... Sigue habiendo lunas y bestias, sueños crípticos, intenciones rebuscadas en palabras sentidas...

Hay una división de tantas partes como palabras se necesiten, quien mueve al talento, quien mueve al corazón, quien mueve la mente...

Celebración

Aún no es hora de volar
Y sin embargo ya no distingo el suelo
Sólo quisiera a tus brazos llegar
Y comenzar todo de nuevo.

Aun no me acostumbro al espacio
Que ha quedado de testigo entre mis brazos
Llevo todas las sensaciones vivas en la piel
Llevo la experiencia palpitando aquí adentro.

Llevo sabor a Luna en los labios
Un trozo de sueño anidando tras mis ojos
La distancia del silencio quemándome por dentro
La dulce muerte de vivir apartado de tu encuentro.

No vivo ni muero por la ausencia
Aprendo a vivir y a amar lo que tengo cerca
Para rendir homenaje al amor dulce queme parte
Para tener listo el corazón cuando llegue a alguna parte.

Dejé de llevar mi tristeza a cuestas
Porque amarte es celebrar
Aunque se prescinda de la fiesta.

Dejé que mi cuerpo flotara inerte
En este mar de realidad que ahoga
Que domina con su oleaje
Y que no me permite la muerte.