jueves, octubre 08, 2015

Hierro y carne

Vas a llevar de la mano las ganas de mi pluma de ensueños, vas a llevar ese legado de versos a cuestas, en tus letras y palabras.

Vas a llevar la cadencia de mis sueños atrapados en hojas blancas, vas a llevar las amapolas y las albahacas para adornar mis destierros.

No se trata de encontrar lo que ya se ha hallado, sino de mirarse a uno mismo en el espejo, yo me adoro escribiendo, tú te amas leyendo.

No se trata de esconder intenciones entre acertijos, sino de jugar con palabras que acaricien los sentidos, sensibles, sensoriales...

No se trata de romper estructuras, se trata de crear y mirarse a través de otros ojos, de forjar mundos nuestros, particulares, sensoriales.

Me busco leído y repetido en privado, tu te quieres ver a través de mi verbo, no es un espacio vacío lo que quiero, sino un recuerdo eterno.

No me parece mala práctica: tu te amas leyendo, yo me adoro al escribir, al expandir mi alma y mi mente al papel.

Hay monstruos que gustan de quebrar lo que aman, que llevan hasta el límite lo que su pequeña mente les puede ofrecer.

Hay amores tan fuertes y tan sólidos que todo lo perdonan. Y es con ese amor que agrietan las máscaras de los monstruos con los que viven.

A veces olvidamos que alimentamos el corazón de otros monstruos al mirarnos en sus espejos. Buscamos hierro donde hay carne.

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