jueves, diciembre 27, 2007

Y si Dios me enviara un angel...

Ignoro a dónde llegue
el camino que voy a seguir,
mi destino aún no está escrito,
¡qué más quisiera
que estuvieras ahí!

No sé si ahora pueda regresar,
no sé qué me va a pasar,
me he retirado tan lejos,
que me he olvidado de rezar.

Mi fe,
mucho ha que no la tengo,
ni sé
cómo hacerla regresar,
hoy no hay nadie en casa,
y creo que sólo tengo
la triste lluvia en mí.

Y si Dios me enviara un ángel
me hablaría con tu voz,
y si Dios me enviara un ángel
me cobijaría con tus alas,
me cantaría tu canción
y todo estaría bien.

Tengo tanto miedo de mirarte
por no hallarme en tus ojos,
de escuchar tus latidos
por no escuchar en ellos
a mi propio corazón.

Temo tomarte entre mis brazos
por miedo a perderte en el aire,
temiendo deshacerte como estatua de sal,
miedo de tocar tu mano
y quemarla con mi incomprensión,
quisiera llegar más lejos
pero no quiero perder tu luz.

Veo negras las calles
que recorro en esta ciudad,
una gran nostalgia invade las tardes
que no sé en dónde estás,
busco la estrella que lleva
la marca de ambos,
la estrella soñada por uno de los dos,
y mi sombra se resquebraja
al compás de mi corazón.

Y si Dios me enviara un ángel
quisiera que llevara tu señal,
y si Dios me enviara un ángel
seguro tendría tu nombre
brillando como un sol,
y si Dios me enviara un ángel
tendría su luz en mi camino
y sabría a dónde llegar...

Pero tengo tanto miedo
de volver a encontrarte
por no saber cómo decir
todo lo que llevo adentro,
todo lo que ahoga mi amor,
temo tanto tu olvido
y me obligo a llegar hasta ahí,
temo tanto que a tu abrigo
nunca más lo vuelva a sentir.

Y si Dios me enviara un ángel
me hablaría con tu voz,
y si Dios me enviara un ángel
me cantaría tu canción,
llevaría en la mirada tu alma,
me cobijaría con tus alas,
estoy seguro, ¡tan seguro!,
que llevaría tu nombre
brillando como un sol,
y si Dios me enviara un ángel
tendría luz en mi camino,
y no cabría ninguna duda
de que ese ángel serías tú.

Viví la fantasía de un hombre de papel

Viví la fantasía de un hombre de papel
y sentí a la primavera en mi piel,
como el dibujo de una niña con crayolas
y mil colores en su haber,
no supe cuándo fue mi vida
atesorada entre cartón,
ni siquiera en qué momento
comenzó la graduación,
sólo sé que mi orgullo en su equipaje lleva,
con la luz eterna con que iluminó mi corazón.

Quizá fue la fantasía, las ganas de contar
un cuento que en la noche ayudara a soñar,
quizá es más la rutina que el diario despertar
lo que me ha llevado a la orilla del camino sin andar,
y así, sentada entre libros que no se habrán de leer,
mirando impaciente hacia un onírico amanecer,
miró absoluta la ternura del muro
construido con ladrillos de amor y sufrimiento,
y quiso pintar en él...

Y la mañana despertaba con una sonrisa en su alma
porque la vida le regresaba el canto,
el ensueño pasajero de aquél que lleva la vida en su regazo,
la vista de una playa que acompañada con brisa y sal
no estaba acostumbrada del brazo a tomar,
y la ilusión de un día abrazarle en sus rayos
le sorprendió entre la historia y el porvenir,
y vivió con intensa ansiedad la ola esperada
en un mar que se negaba a verla
tomada de la mano con aquél que su color compartiera.

El calendario le dio emociones envueltas en celofán,
y serenatas platicadas entre la mantequilla y el café
a pesar de no escuchar nunca en las madrugadas
la presencia de la cigarra y el sabor de su miel,
la resignación le dio paso a la importancia
de romper las torres erigidas de marfil,
para atravesar el agua a brazadas
con el uso de su lengua, su tinta, su ilusión de abril...

Y la batalla que libró se llevó su sangre
impresa en palabras en una vestidura de cartón,
como epitafio a la luz escribió una clave
donde recordaba que bajo un estandarte el sol se ocultó,
llegó la hora de partir, pero el destino un regalo le brindó:
un atajo para llegar a Roma,
y olvidar a cambio atardeceres, amaneceres y su canción,
el viento pronto cubrió de honores su casa
y la tierra de su jardín por un momento se opacó,
y buscó la alborada de una herida en ciernes
que arrumbada en un cajón dejó...

No hubo cantos ni festejos,
sólo un vigía siniestro que dejó atrás los cortejos,
una herida emancipada que se asomaba entre las vías,
una fúnebre mirada que se disimulaba
con virtud de viejas alegrías,
y así llegó la noche a cubrir de gris sus retratos,
la dura decisión de interrumpir el peaje,
de loas y vítores entre un bravío oleaje,
y una grieta llena de pena se abrió entre sus condados...

En el exilio, la paz no era la calma,
pero los sellos de la muerte
habían dejado escapar a sus fantasmas,
que hechizaron y rompieron las bardas
que contenían sus abandonados jardines,
fueron de chacales y buitres festines,
con la mano hueca de la coraza pueril,
mientras en la azotea de una torre negra
pendía la cabeza de un tonto febril
que gritaba su nombre en ridículo tono al cielo,
y le respondían tormentas que arrojaban su ilusión al suelo,
la lozanía de otra daga le acuchillaba la espalda,
y buscó en el perdón la ilusión del olvido
para callar entre dientes el dolor de lo perdido...

Hay un llamado de lejos de la primera ilusión compartida
de noche o de día se pone de frente y se hace tardía,
llevando a cuestas el hecho de la sangre derramada,
que trae muchas sombras para su sueño y almohada,
no es en la paz del sepulcro que encuentre valía
sino en la conciencia dulce que una caricia en otrora pedía,
pero el tiempo no basta para pedir juramentos,
sino la promesa diaria de una nueva epifanía
con caminos bloqueados y mucho trabajo en ciernes,
sólo la voluntad de ese mismo destino
tiene la respuesta que vibra en su pecho y sus sienes.

Hoy se existe pero hay duda de ser,
hay lecciones que llevan heridas
y conocimiento de lo que jamás debió ser,
hoy por ello ruego al cielo una dulce salida,
un portal, una señal o una despedida,
una metamorfosis en el alma para aceptar,
para perdonar, para comprender, y para amar.

Una mañana de invierno me levanté

Una mañana de invierno me levanté
y vi tu nombre escrito en mi ventana,
una luz de primavera entre la nieve descubrí
y la sonrisa de las ilusiones me miraban de frente.

Descubrí en mi espejo que había tormentas
y un gran alboroto en torno a mis pesadillas,
y a ellas les he pedido me dejen
para que los sueños a mis noches regresen.

He notado que la vida pasa más despacio,
pero los días corren como ríos por la calle,
las horas se han negado a dejarme tranquilo
y aún así he decidido seguir en batalla vivo.

Una mañana de invierno descubrí
que no existen ángeles sin paraíso,
y es en la tierra de ahora donde vivo
donde no cabe la duda si en el camino sigo.

Que va de la de la vida si el tiempo no pasa,
y no es sino su paso lo que da la vida
y es en la muerte cuando se detiene
cuando no dejamos ir tranquilos los recuerdos.

No tengo más pasión que vivir día a día,
y el amor que llevaba arrastrando entre brumas
lo he dejado libre al abrir mi ventana
y a veces se asoma a verme dormido entre las persianas.

Vi tu nombre escrito en la luna
y vi que brillaba con fulgor de plata
y también noté que otras miradas te admiraban,
porque tu luz toca a todo aquél que se anime a verte.

Hoy veo ante mí la obra más perfecta de la existencia
mi vida al alcance de mis manos,
la libertad de decidir qué habrá de lucir mi bandera
y el camino que a mis piernas sin duda lleven mis pasos.

Un recuerdo

Un recuerdo,
una nota y una frase,
y de repente
mis brazos extrañan tu aroma,
esa risa tierna
que tanto me ha hecho falta,
esa mirada triste
que siempre me sorprende
a solas...

Un pequeño vuelco de tuerca,
y ya quisiera verte de nuevo,
tan siquiera...
volverte a escuchar
contando las estrellas
para arrullar tus sueños...
y los míos.

Ha pasado el tiempo
y el hueco sigue presente,
hoy vivo noches sin luna,
sin los luceros
que anunciaban mi otrora dicha,
mi actual soledad,
recordando las notas
de la tonada del adiós...

Alguna vez dije
que no habría amaneceres sin ti,
y pese a que aún los hay
el sol no olvida susurrar tu nombre,
pero su calor ha olvidado
el tibio toque de tu piel...

Creéme que existe calma,
la calma de la muerte interna,
la muerte diaria
de creer que no pasa nada,
sino que simplemente
ya no estás aquí...
en esta tierra alejada,
en este terrible lugar
al que pertenece tu olvido.

Un beso de mujer

Mi amor,
ansiando hoy espero,
la llegada de ese beso tan deseado,
la íntima comunicación
de mi corazón con el tuyo,
se me han acabado las noches,
y el día es insuficiente
para imaginar el sinfín de sensaciones,
en el roce de labios y piel,
amor, mi gran amor,
quisiera morir y renacer en tu boca,
un pequeño ósculo sería la gloria,
como escucharte tan sólo una vez
decir un “te quiero”,
sería suficiente para sentirme
gigante y pequeño,
sentir tu tacto
tan anhelado,
¡cuán maravilloso sería
ver tus ojos enamorados
posarse en mí!
Cegarme en ese momento
y llevarme tu recuerdo impreso
en el alma, en el corazón,
a la mortaja,
o al negro abismo de la sin razón.

Última carta

A quien corresponda:

Está bien. Ya sé que muchas horas han muerto entre nuestra última mirada y este momento, pero ya ves estoy nuevamente de regreso.

La tarde se me antoja a tu compañía, verás… tengo tantas ganas de estar contigo, abrazándote, viendo llover a través de la ventana y de platicar… ¿ y de qué platicaríamos ? … Quizá recordar los temas triviales y primordiales ( que tanto nos absorbían al principio) sea algo acertado.

También podríamos hablar de poesía, si… de poesía. Pero no de cualquier poesía, sino de aquella que emana de tu sonrisa, de aquella que sugiere tu silueta a contraluz o la que dejas olvidada al arrastrar tu sombra cuando te marchas. O de aquella poesía que llena los silencios cada vez más largos entre tú y yo… de ésa que surge entre tu partida y mi desorientación, la que te describe ausente y que no te reconoce cuando la lees…

También podríamos hablar de los sueños, aquéllos que cimentaron nuestro imperio de ilusiones individualizadas ¿ lo recuerdas ? Cuando nos tocábamos en sueños estando unidos en alma aunque estuviéramos en lugares distintos, o cuando metamorfoseábamos la luna y nos repartíamos el cielo… debo confesarte algo: me he sorprendido algunas veces mirando la parte que me corresponde pensando si quizá en ese instante tú estarías haciendo lo mismo… ahora que lo pienso, creo que jamás contemplamos la noche juntos, tal vez por considerarlo una pérdida de tiempo o tal vez nunca nos importó hacerlo.

¿ Sabes ? Tengo tantas ganas de decirte tantas cosas, pero no tengo idea de cómo hacerlo, también tengo ganas de escucharte decir las tuyas, hace tiempo que no mezclamos la mirra y la miel… Alguna vez te había comentado que la ciudad no es la misma desde que te conocí, aún hay calles que recuerdan tu sonrisa y lugares muy ensombrecidos desde no has regresado, es más ni a mí se me antoja visitarlos porque no soporto ver sus rostros melancólicos y en eterno duelo, sería maravilloso que te dieras una vuelta por ahí.

Hasta el día de hoy he llegado a comprender que el amor que te haga florecer no saldrá de mí sino de ti misma… Hasta el día de ayer mi corazón sordo y necio era: pues no quería entender que el amor implica espera y que la pausa entre nosotros sólo es la transición, de un te quiero a un adiós.

Hasta el día de hoy he podido ver desde afuera: quién eres y qué soy, mi realidad o tu quimera, y esto depende de ti y de mí… Hoy te he visto crecer, cada día surgen nuevas cosas y debo reconocer que hoy luces más hermosa, y tu belleza interior se abre paso hacia el sol, ha decidido dejarse ver y develar que eres una gran mujer. Pero no la que a mi lado esté…

De todas maneras, no puedo evitar darte las gracias por todo lo que fuiste para mí, te juro que jamás olvidaré detalle alguno en lo que respecta a todo lo hermoso que viví junto a tí, incluso creo que la sonrisa que porto ahora todavía lleva tu firma indeleble, también creo que mi amor seguirá vivo por bastante tiempo... Hablando de tiempo, gracias por aquél que me dedicaste, por todos tus besos y tus abrazos, por tus sonrisas y por aquellas miradas que alguna vez me hicieron estremecer; gracias por regalarme aquellas alas que tan alto a tu lado me llevaron, gracias por tu ayer y por lo que significas hoy para mi.

Creo que comenzaré a despedirme, ya sabes, es un rito tan desagradable que tengo que ensayarlo para que el definitivo no me agarre por sorpresa. Sólo espero que ese definitivo no sea como la furia de un dios celoso por su tierra… Es curioso que estando tan cerca se llegue tan lejos... siendo extraño en tierra extraña es preferible que se olvide mi nombre que negarse a ver de frente al astro rey…

Puede que te vea más adelante, y créeme que lo haré tan emocionado como lo haría en este momento; tal vez te extrañe a cada instante aunque lleve grabada tu sonrisa en el alma, pero hoy, el día de hoy, sin dejar de ser lo que soy, me hago aun lado de tu vida y me voy. Creo que ya no tengo nada qué ofrecerte.

Me retiro de tu senda para seguir mi camino, quizá ni yo mismo lo comprenda, pero algunos lo llaman destino, debes seguir como vas hasta ahora, luchando por ti misma y yo debo lidiar con mi cisma, hay muchas guerras que pelear y falta mucho por llegar.

Tengo ganas de llorar pero no quiero derramar una sóla lágrima, no vale la pena hacerlo por lo maravilloso que fue el que estuviéramos alguna ocasión juntos tú y yo, quiero recordarte como aquél ángel que me visita en sueños y me mostró la redención... en fin, gracias por el tiempo en que fui digno de tu amor.

Ahora bien, basta de robarle momentos al viento, que buena falta le hacen al país de los cimientos… Espero que estés bien, que yo he encontrado la calma, calma engendrada por la nada… Nada que opera en el más ecléctico vacío, una nada constante y nada más…

ADIOS…
MI AMIGA… MI AMADA… MI MUERTE…

Eres la poesía viva,
un baile perenne,
una bella canción,
eres la mirada curiosa
(ante la vida y cualquier cosa)
eres mi pregunta
y también mi solución.

Puedes ser mi compañera
mi más hermosa emoción,
siempre estarás en mi corazón,
viviendo en mis sueños
y revolviéndolos con mi realidad,
eres chiquilla traviesa
que a mi lado siempre está.

Tu nombre saltó de tu alma a mi pluma,
y de mi pluma se mudó al papel,
y del papel se marchó...
para ser la ilusión de carne y hueso
a la que amo yo.

tú,
el viento lleva tiempo cantando tu nombre,
la lluvia llama a tu ventana
cantando al compás de las cigarras
cuidándote al soñar.

tú,
mirada de miel, tan amada,
destello de luz azucarada
que reina en el mundo de mis sueños,
juegas, a ser mariposa despreocupada
o a ser un hada de la arbolada
que mira risueña el mañana
de un mundo perfecto.

Tú, mi indiscutible amada eterna,
mirando a la luna serena,
tu imagen entre la bruma aparece,
mis sentidos se impregnan de tí,
el miedo y la soledad desaparecen,
y mi pluma danza y te llama por mí.

tú,
cada día tu sonrisa es mi reto,
tu recuerdo se envuelve en papel:
tus manos, tus ojos, tu cabello...
se convierten en la caricia de tinta
que escribe poesía en mi piel,
cuando te acercas...
cuando me abrazas...

tú,
hoy y siempre mis versos te llaman,
una canción tímida de amor reposa
en este corazón tan lleno
de frases de amor,
que al recordarte goza
aunque aquí no estés.

En mis sueños habitas
y tu paso impregnado
en mi sangre quedará,
tú... mi amada silente,
(por tus raíces acallada)
tú... mi amada lejana,
(por tus raíces encerrada)
escucha el canto de mi tierra pagana
y siente la caricia
que mil pétalos de besos
mi alma por tí lanzará.

Una nueva palabra quisiera inventar,
o una frase ignota
que te abarque toda,
que defina todo
lo que significas para mí,
la he buscado y no la he encontrado,
y a una conclusión llegué:
no habrá palabra más hermosa
que encierre a tu alma toda,
ni más acertada,
ni más adecuada
que el propio nombre
que hemos concebido tú y yo
Ivskurt,
no existe término mejor
mi hermosa niña amada.

Tú...
Mujer...
por tí poesía en la piel...
por tí, para tí de tí,
porque no habría otra manera
de que fuera así,
tú...
Mujer...
indiscutiblemente amada mujer.

Tú en las rocas

Cada día nace una despedida, cada noche el sueño trae un reencuentro, mi alma con tu recuerdo, mi amor con tu fantasía...

Cada mañana, surge la misma duda, ¿acaso compartes mi imaginación, o te has olvidado de mis sueños?... cada noche, la reflexión lleva a la condenación, esa cárcel impuesta por este obsesivo desprecio.

Cada luna lleva grabada tu mirada, la falaz creencia de que compartimos la misma visión, el mismo momento, yo en el infierno, tú en el cielo, yo entre las olas, tú en las rocas.

He recogido las estrellas encerrándolas entre mis sábanas, robándoles su calor para acicatar tu ausencia,yo en el desierto, tú en la marea, yo en el arroyo, tú y tu agua abyecta.

He volcado los días en mi muerte y he conjurado las noches para verte, besando mentiras y abrazando sombras, porque mi alma quedó en la sangre derramada, mi grito es una promesa, la más dura prueba: la distancia; en el destierro ha volcado la nada mi patria, yo en mi muerte, tú en tu vida, yo en la fosa, tú en las rocas.

Tormenta entre Páginas

A veces me parece que juegas
a que soy parte de tu vida,
me llamas y me tienes a tu lado,
sabiendo las cosas que jamás te he indagado
y absteniéndome de decirte
lo que en realidad quisiera decirte...

A veces me tienes azorado,
te muestras tal y como si llegaras del cielo,
como ángel con las alas llagadas,
como madre que alumbra el ensueño,
eres como la sorpresa diaria de seguir con vida,
en apariencia tan común
que uno olvida
lo maravillosa que puedes ser...

Hay ocasiones
en que quisiera olvidar tu nombre,
son momentos negros
en los cuales hasta tu sombra me puede,
es como aquella mesa de manjares
que me repele
por no haber sido preparada para mí;
por instantes quiero huir de ti,
alejarme de todo lo que representa tu figura,
provocas miedo,
miedo y un afable suspiro a miel,
sabes a tormenta entre páginas
y a brisa marina en la piel...

Hay tardes en que me sorprendo
delimitando tus pensamientos en el aire,
me siento cual párvulo inmerso
en el lienzo de la ventana que da al mundo,
dibujando sonrisas,
iluminando momentos,
inventando historias,
donde somos los protagonistas...

Tirando maldiciones a las estrellas

Tirando maldiciones a las estrellas,
avanza la impía fortuna,
por culpa de un fortuito veneno
ahogado en los pantanos del alma.

Queriendo matar la realidad absurda
de un mísero dios de ébano,
que reclama la ira sonriente
de una musa que se desvanece.

Rompiendo los caminos de la melancolía,
un andar beodo atraviesa la mansión,
busca la respuesta del misterio
que urga en el fondo de su ser.

Daehd llegó al infierno
y el etilo hace renacer su pena,
la misma natura mater llora
su existencia tan errabunda y lastimera.

Sufrir no sirve de nada
cuando te forjas en un crisol de dolor,
la música arde en la morada
de lo que pudo ser su dios.

Daehd muere en el infinito
y Zilhanger no se da cuenta...
porque su pasado común y fortuito a ella no le interesa

Suspiros del estío

Puede ser que hoy, o puede ser que ya no, ¿cómo sentirse así?, como cuando pierdes sabiendo que venciste.

¿Cómo subir al tren? Siendo que estás más alejado cada vez, sin siquiera moverte de ahí; nada quisiera saber sólo quizá, si ahí vas a continuar, más lejos, tan lejos, hasta que me pierda de vista tu memoria.

Puede ser tan fácil dar la espalda sin regresar jamás, pero es la vida nada justa, y la tierra redonda siempre será, sólo bastará sentarte para que me vuelvas a encontrar.

¿Cómo puede ser así? Es la pregunta que me acosa, por no ser la cosa que responda a tu cuestión.

Con un cigarrillo en la diestra, los recuerdos son humo y la muestra de que hoy no vas a estar bien, con la decepción posando en siniestra, con su burlona sonrisa funesta te baila y te canta como una mascota fiel.

Una gran jaula de barro encierra tu alma y la sepulta bajo guijarros de duda común y falta de sentido, enmoheciéndola con suspiros del estío

Si he de dormir alejado de mis sueños

Si he de dormir alejado de mis sueños,
quiero que sea porque ellos han sido ciertos,
y cierto ha sido que son fuertes y altos,
y de tan alto que estaban
con otro soñador más capaz se han ido.

Si he de vivir merodeando entre las sombras
de aquellos que su suerte me agradecen,
cuando es a su propio destino al que pertenecen,
y es a mi propio camino al que yo pertenezco
aunque su suelo no he aprendido a pisar.

Si he de ser quien soy, y soy el que habrá de ser,
que sea quien se sabe ser bajo la mirada nívea de la luna
bajo el manto de un cielo completamente extraño,
llevando en el equipaje aquél que fui
y con el recuerdo a cuestas de aquello que no soy.

Si he de vivir con amor, que sea con el de mi corazón,
si he de morir con amor, que sea con el cielo en mis ojos,
si he de morir por amor, que sea por las alas de un ángel,
por su mirada de sol reflejada y su sonrisa de primavera,
si he de vivir sin amor, no habrá diferencia si muerto he ya.

Si he de mirar al alba y he de buscar un ángel,
en mi corazón sabré siempre su nombre,
si he de verle volar no romperé en llanto,
porque en su vuelo lleva lo mejor que he visto del mundo,
y es en este mundo que mi amor vuela en él.

Si he de vivir ajeno a mi pecho,
no me importará pues tan sólo la vida es un trecho,
y será mi carga ligera la necesaria para hacer la tarea
que en mi paleta llevo grabada en color,
los colores que me nutrieron cuando me alimenté de amor.

No he de vivir siempre en tinieblas,
a pesar que desde abajo se admira mejor el cielo,
ni se me olvidan esas locas ideas que ya no se alojan
en el hogar de la vainilla y la miel en sereno,
pero su canto y su ritmo me endulzarán el desconcierto.

Si he de vivir sin la dulzura de los reproches
no habrá tiempo que borre de mí sus palabras
y menos aquella que fusionaba nuestros egos,
llevaré cada una de sus letras labrada en la piel,
en el alma, en el espacio que ha quedado esperando sanación.

Rumbo

¿Alguna vez has retado al demonio?
Saboreando cada herida que te provoca
han desechado tu cadáver en el Hades…
cavernoso y mortuorio, olvidado, relegado.

¿Alguna vez has amado una mentira?
Aquella que tu fatua egolatría forjó
creando una falsa imagen de la verdad...
desdeñosa, fría y cruel en realidad.

¿Acaso no sufres por tus propios artilugios?
Si, aquellos juegos que devastan tu vida,
arrancándote el tiempo en medio de la noche...
omniosa, tediosa, cadenciosa y sin razón.

¿Por qué te niegas a ver lo evidente?
Nadie es como lo imaginas...
¿será porque vives en tu propio mundo?...
aislado, dislocado, alocado, confuso.

¿Hasta cuándo te aguantarás a tí mismo?
¿Suicidio? Mejor que el tiempo te asesine,
no vale la pena arriesgarse por la nada...
total, oscura, intrínseca y alterada.

¿Por qué callar lo que sientes?
¿Miedo? Lo peor es el rechazo...
¿Vanidad? ¡Vamos! ¿para qué te sirve el ego?...
aturdido, corrompido, derruído y ruin.

Y todo por que aún no creces,
te niegas a alcanzar el cielo,
sólo tienes lo que te mereces,
porque nada más tú lloras tu destierro.

Corta de tajo el cordón y lucha...
no enarboles banderas ajenas,
es más: ¡fórjate la tuya!
¿o es que acaso te temes a tí mismo? ¡Bah!

Olvida esa futil búsqueda
y enfócate a tu destino,
sólamente tú cargas con tu propio equipaje...
nadie más te ayudará.

Nada más tú velarás por tu muerte,
porque a nadie más le importa:
ni a tu musa, ni a tu dios,
ni a la luna, ni al amor.

Réquiem por la Bestia

Hace tiempo que la bestia murió,
y en su cortejo siseaba el viento,
mismo que su agonía acompañó,
mismo que observaba su tormento.

Partió de las tierras de los cielos
y los ángeles nunca lo miraron,
caminó cuesta abajo, a los infiernos
y los ángeles ni siquiera se enteraron.

Nadie rezó por su alma
misma que ahora se pudre,
en el cielo no existe la calma,
misma que su cadáver consume.

Sólo el sabio mantuvo su pista
pero el eco revolvía los rencores,
no hubo lucha antes vista
en donde la magia robó los honores.

La bestia buscó en los fuegos
la joya siempre extraviada,
con demonios demostró ser eterno
y el olvido en su alma anidaba.

A los ángeles se les castigó su pecado,
mismo que el divino provocó,
la bestia muerta hacia el mar ha remontado;
y a su espalda, el cielo se derrumbó.

Mil hazañas tiñeron su historia
y la bestia en leyenda se volvió,
“aún en la gloria, el cielo se añora”
en su mortaja, la bestia gritó.

Exodo trágico, destino epopéyico,
la bestia que humanidad fundó,
el fuego de origen, a su hogar colérico
su alma al final retornó.

El divino ha caído y los ángeles viven,
la bestia ha partido y el sabio observa,
la fuerza y la inspiración, dicen,
fueron el equipaje de la bestia.

El sabio teme su propia muerte,
otorgada por su conocimiento,
y un ángel con su misma mente,
habrá de regalarle ese sufrimiento.

Quiero ser

Quiero ser tu sonrisa en el espejo,
el eterno inquilino de tu amor,
la razón de tus suspiros,
el abrazo que le dé cobijo
a tu tierno corazón...

Ser el sol en tu paisaje,
el camino que en tu viaje
te lleve a la felicidad,
la canción que te acompaña
en tu noche, en tu mañana,
quiero ser tu sueño y realidad.

Quiero ser tu causa y tu efecto,
de tu guiño más coqueto
quiero ser el provocador,
quiero ser objeto de tus labios,
la locura hecha de ambos,
quiero ser todo tu amor.

Y queriendo ser así
hoy tantas cosas,
no pretendo ser más
de lo que eres para mí,
amor, mi amor,
hoy soy reflejo,
de la felicidad
que eres tú para mí...

Quiero ser
tu casa, tu cobijo,
tu guarida, tu escondrijo,
ser tu suspiro, tu respiro,
tu meta y tu destino.

Quiero ser
tu pausa y tu silencio,
tu verbo y tu credo,
quiero ser un hombre para tí..

Y queriendo ser hoy
así tantas cosas,
no pretendo ser más
de lo que eres tú para mí,
amor, mi amor,
mujer tan maravillosa,
mi ángel de sueños azules,
quiero ser sólo para tí...

Quiche la mar pasea

Quiché la mar pasea,
la brisa peina su melena
repleta de sueños al sol,
las olas se menean
al ritmo de sus caderas
y los peces bailan a su son.

En mi cabeza viene y va aquella idea,
de su figura recortada por el atardecer,
siento en mi pecho
un profundo sentimiento
que sabe a sol, arena, brisa y mujer.

Quiché nunca está sola
porque la arrullan las olas
con mil historias que a nadie más contarán,
en su camino encuentra un blanco caracol
que trae los ecos desde mi corazón.

Quiché la mar le canta
canciones de esperanza
porque el mañana será mucho mejor,
la arena le acaricia si Quiché en ella pisa
y un tritón sueña con ser dueño de su amor.

En mi cabeza una idea viene y va
de Quiché linda mirando hacia ultramar,
y el cielo inmenso está celoso
del horizonte iluminado
por su sonrisa angelical.

Quiché la mar pasea,
la brisa peina su melena,
Quiché nunca está sola
porque la arrullan las olas,
Quiché la mar le canta
canciones de esperanza,
Quiché la mar pasea,
Quiché la mar le canta,
lara la lara la...

Prosa improvisada

Fuerza, es la palabra que buscaba para describir tu voluntad, aquella férrea voluntad que al seprarnos cavó una zanja tan grande como tu orgullo y mi estupidez, aquella estupidez que no me dejó ver que te amaba hasta que fue demasiado tarde.....

Aquella noche que dormíamos entre sueños masacrados y extenuados, con el aroma de nuestra ordalía de sábanas y derroches de te amos inocuos y espantosos porque sólo hablaban nuestros cuerpos que se restregaban como esponjas lavando el pecado original de una pared manchada de cochambre espiritual....

Por la falsa puerta que despedían nuestros entornos rojos a la luz de un ocaso fatuo y fatal, Mala racha de sensaciones y amores, porque mi cigarrillo se apagaba en cada ocasión que mirabas la puerta, como buscando el pudor que dejaras en la entrada de la casa, como si la vergüenza se asomara y te señalara con su dedo lascerante e inolvidable, y eso que según tú había amor de tu parte, y la entrega era parte de un rito de reforzamiento... sólo reafirmaste tu deseo de huir enseguida....

Hablabas de un amor concebido en no sé donde, creo que habías dicho que en el cielo, cada uno predispuesto al otro como si a Dios le hubiera importado ponernos enfrente uno del otro, ahora te miro y me duele, me duele por haberte creído, el hecho mismo de pensar que yo también podía quererte....

Sólo me queda mi taza de café y el recuerdo, aquella mañana antes de llevar una rosa a una cama vacía de cariño, y tan llena de tu cuerpo...

Deberían regalar muñecas más frágiles a las niñas, y juguetes más delicados a los niños, para que se acostumbren a lo dura que es la vida, para que sepan que a veces las pérdidas son definitivas....

En aquella ocasión caminaba rumbo al colegio, ya saben, con la mochila al hombro y los pies arrastrando....

Podrías perder la fé...

Podrías perder la fe como decir que no hay salvación, te puedes sentar a llorar o pensar que el mañana viene mucho peor…

¿Pero qué le vas a hacer? Me provocas a la tristeza si no puedes levantarte de tu piel, me destrozaría el alma, pero no puedo yo hacer nada si no tienes un poco de fe…

Y si pierdes la fe en ti misma, no habrá Dios ni cielo que te acoja, no palabras bellas que te abracen, porque si pierdes la fe en ti misma, niña, estás perdida…

Con ojos oscuros y vacilante andar, recorres la vereda que tú misma elegiste, con tu alma en silencio y los sentidos castigándote, dime si en verdad es tan pesada tu carga… ¿qué puedo hacer yo por ti?

Puedes dormir al caer la noche y sonreír al sentir el sol en tu rostro, puedes sufrir en las frías mañanas y reconfortarte al atardecer, dime por favor… ¿qué más te hace falta?

Si te posees a ti misma, tus manos pueden hacer un universo si así es tu voluntad, por tu boca puedes decirle a todo el mundo la verdad, puedes mirar adentro del alma de los hombres, niña dime si tengo que sentarme a llorar contigo o por ti…

Pérdida

Es insólito el vacío que hay aquí,
la nada inundándolo todo,
la oscuridad que trae consigo el sopor,
esa ensoñación que roba ilusiones
y que despedaza la fantasía,
sólo queda el sentimiento de pérdida,
una profunda vastedad de viento,
las llamas apagadas,
donde antes hubo vida
sólo queda la nula indiferencia,
hasta muerte se ha marchado
y la mirada extraviada jamás regresará,
es insólito el vacío que hay aquí,
es sólo una pérdida…

Ordalía en la mar

En aquella ocasión me encontraba a la deriva,
en el centro de una tormenta,
sufriendo los embates de un mar embravecido.

Grandes olas comenzaban a cubrir mi bote
y cada una de ellas deslavaba mi esperanza
de salir de aquella situación.

La lluvia inclemente,
empujábame hacia el fondo
de ese abismo salado y oscuro,
tal pareciera que no tenía salvación.

De pronto,
una sensación de calor crecía
gradualmente adentro de mi pecho,
y un par de estrellas comenzaron a abrirse paso
entre las nubes de tormenta,
esas luces maravillosas iluminaron a todo mi ser,
y comenzaron a llamarme a su lado
con la promesa de alcanzar con ellas
un nuevo amanecer.

De ahí saqué la bravura y la fuerza inaudita
que me ayudaron a sortear
el holocausto de agua y cielo,
sin embargo, su poder sombrío
parecía llegar a someter mi recién acerada voluntad…
entonces unas alas blancas y plateadas me cubrieron,
protegiéndome de la furia de un mar cruel y receloso.

Nuevamente,
las estrellas brillaron con tal intensidad,
que se apartaron las tinieblas,
señalándome una nueva ruta…
Eran unos rayos tan fuertes que atravesaron mi corazón,
en ese momento,
una lágrima empañó mi sonrisa,
más, aún así, me levanté y extendí los brazos
con la mirada hacia el cielo
para recibir en pleno esa nueva sensación…

No recuerdo bien lo que sucedió después,
pero de algo si estoy seguro:
que tu mirada me salvó de la tempestad
y ahora llevo tu recuerdo grabado
con el cincel de tu ternura en mi corazón.

Y a veces dudo si fue verdad o tan sólo un sueño,
por el hecho mismo de amar a un ángel
tan inalcanzable y etéreo
como hermoso y adorable,
tal como lo eres tú…

Ahora…
de hecho,
la tormenta ha regresado…
pero sé a dónde mi barca dirigir,
quizá sea locura mi puerto tan deseado,
pero quiero dirigirme hacia ti…

No ansío otra cosa más
que poder tocar tu puerto,
y el agua clara
de tu manantial beber,
ser por vez alguna
elemento puro de tu cielo,
sentir el abrazo de tu arena,
y escuchar de tus alas el batir…

No me veo en tus ojos

Amor,
quizá esto vaya mucho más allá de lo que nosotros imaginamos,
y quizá vaya tan lejos que probablemente nos rebase,
y en este momento no quisiera pensar en ello,
no sé qué hacer para evitar sentirme así,
ni siquiera sé la razón de este estigio ser en mi.

Amor,
hoy sólo a tu lado quiero estar,
pero sólo abrazamos tormentas y decepción,
no quisiera que llegar el día que beses una fría tumba
donde antes hubo un corazón,
ni que lleves a cuestas mi cruzada por compasión.

Todo en mí parece aclamarte,
todo en mí te llama y te necesita,
pero al estar frente a tu estampa
mis colores se deslavan
y la luz comienza a apagarse
y pierde valor ante tu ventana.

Amor,
quiero guardarte un beso,
para el día en que el sol vuelva a iluminar en tu cielo,
y un abrazo eterno que no te deje sola
cuando en su luz quieras encontrar consuelo,
y que tus ojos hermosos no se nublen al verlo.

En estos momentos,
no sé otra cosa que no sea tu nombre,
y sólo obtengo una tristeza infinita
que me dificulta ver tus ojos,
y sólo siento en mi alma un dolor
un gran dolor porque no me encuentro en tu mirada.

Tengo miedo de que pasen las horas
y no me dejen otra solución
que un llanto emanando de mi corazón,
por que no me veo en tus ojos,
sino sólo tu frustración,
y ahora, sólo lamento no haber sido tan grande
como para merecer haber sido por siempre tu sol.

No hay palabras…

No hay palabras,
opacos colores lo son todo,
no hay visiones,
negras frases sin alma salen,
quizá no hay nada qué decir,
o tal vez no encuentra la forma de cómo decirlo,
ya no más…

No hay lágrimas,
y las sonrisas son como las estrellas de un cielo que augura tormenta,
tampoco hay miradas turbias en busca de una sombra indefinida,
sólo una figura recortada por la lluvia…

Una larga sombra bajo la luz de los astros,
un andar sereno y clemente,
colmado del mundo,
un héroe aún remiso de la gloria,
un corazón ahogado de indiferencia
con el estigma en el alma pletórica de esperanza…
esperanza sin saber a ciencia cierta en qué…

No hay palabras…

No hay más vida

No hay más vida que aquella
que me diste con tus besos,
ni más dulce despedida
que la última llamada del día
aquella que entre deseos y besos
nos colmamos de embelesos
para soñar con nosotros dos juntos
y los sueños de los chiquillos risueños
que en algún día nos ilusionamos con educar.

Es hermoso saberte parte de mi familia,
eres la otra parte de mí que no me sabía,
la otra versión de mi corazón
envuelta en chocolate blanco,
el perfume que llevo todavía en la piel,
la sangre que me hace precavido
para no derramarla con una fatua herida,
es hermoso saberte mía
y yo saberme de ti.

No habrá una sóla palabra

No habrá una sóla palabra
que borre el sortilegio
en que envolvió tu nombre
a mi alma, mi norte,
no habrá veranos nocturnos,
ni tardes de otoño,
ni rocíos de primavera
que destierren de mí
tu mañana fresca de invierno.

¡Cómo extraño
volver a pronunciarte!
Un fatal mutismo indeleble
envuelve mi entorno por completo,
sólo doy vueltas
en un circo que
no tiene chiste,
sin gracia...

Extraño tu sonrisa de niña
iluminando tus ojos
y mi cielo,
extraño tu halo lánguido
alimentado por tus propias raíces,
extraño tu fuerza
compartida con la mía,
nuestras soluciones
mutuas y tan ajenas...
nuestras ilusiones
cercanas y tan lejanas...
ahora tan lejanas...

No falta cielo

No falta cielo para admirar
la inmensidad de nuestra magia,
no falta noche que cubra los sueños
en que tomados de la mano,
caminamos tú y yo...

No falta la hora
en que pleno me sienta
si mi pensamiento te evoca,
aún más si mis brazos te arropan,
muero y renazco en cada suspiro
que precede a un beso,
cada vez más puro,
cada vez más nuestro,
quedando un hermoso "nosotros".

Vivo pleno y feliz,
y a pesar de que no faltan sombras en mi reino,
las que existen, felices de morir
bajo tu luz dispuestas están,
no falta gracia, no falta melodía,
si con el ritmo de tu corazón
me acurruco en tus labios
y comienzo a soñar...
a soñar viviendo esta hermosa realidad,
la realidad de poder tomar tu mano,
de poder escuchar tu voz,
de verte partir sin sufrir,
porque tus latidos
siguen presentes en mi corazón...

No faltan sueños
en que no me visites,
no faltan versos en los que no vivas ya,
como mi reina,
como mi diosa,
mi creadora...
como el hábito diario
de ser feliz bajo tu sanación,
no falta el momento
en que me cubran tus alas
con la energía viva de tu presente amor...

Y es estos momentos en que me percato
que el sol y el cielo se unen
para vivir una gran aventura de amor,
tomados de la mano
y unidos por un beso,
dándole vida a cada mañana,
cristalizando los sueños
en un dulce intercambio
de sensaciones y miradas…

Niña de mirada profunda

Niña de mirada profunda
Es la ternura atrapada
En el cuerpo de un ángel liberada
Porque de propio mutuo lo eligió.

Es que acaso soy un vil tonto
Acallado por temor de perder
Más de lo que ya no tiene
Y menos de lo que soñó tener.

Madre de los sueños enamorados
De un loco que creyó el cielo tocar,
Un pobre desilusionado
Que espera un milagro que nunca sucederá.

Ante tanta despedida,
Nada qué decirse queda,
Si la esperanza perdida
Poco a poco muere en paz.

Alma de poeta frustrado,
Cenizas de un viejo cantor,
Precio por amor pagado,
Sólo me queda mi redención.

Niña de mirada dulce,
Amor inaudito en mi corazón
No poseo más palabras
Ni tampoco mi razón.

Mujer

Concibiéndote entre lapso y trazo,
imaginando cada parte de tu cuerpo,
corroborando que el amor no viene con el tiempo,
sino que lo detiene
pensando en tí, mujer...

Mujer amada,
hija de la noche encantada,
mujer que dejas a mi boca de tu sabor ignorada,
mujer, a veces distante,
a ratos silente,
toma mi mano y siente
el amor que me abrasa
y que haya en tu ser la vertiente, mujer...

Mujer, dulce perfume nocturno,
estrella fresca de ensoñación,
mi delirio, mi amor,
suave despedida de mí mismo,
deseando ser digno
para navegar en las aguas de tu alma,
deseando juguetear con las olas
de tu bello ser, mujer,
hermosa palabra es tu nombre,
siempre recordada, siempre amada,
viento grácil, brisa nova,
eterno lucero que me embruja,
me enajena, me domina,
cuya falta me arroja a la perdición.

Mujer, parte más amada de mi alma
mi corazón vive de tí,
mujer, mi mundo a través de tus ojos,
mi amor a través de tus sentidos,
tu locura a través de los míos,
reunión de mis deseos, sueños y esperanzas,
ángel divino que guías mi camino, mujer...

Mujer adivinada en cada credo,
mujer de escasos momentos,
pero no por eso menos bellos,
mujer, sintiéndote más cerca
con cada gota de lluvia que toca mi cuerpo,
imaginando tus ojos,
tu mirada atenta a estas palabras,
mujer, diluyes en mí los congojos
por saberte cierta y viva,
disfrutando cada momento
que mis versos acarician tus sentidos...

Mujer, concepto extraño en mi alma,
tu sonrisa de ángel puro
hoy motiva que mi palabra te ame,
y todas mis ilusiones
reposar en tu regazo desean
aquéllas que bien sé
que en tu reino quisieran habitar...

Mujer, es tu nombre murmullo
de los cantos nocturnos en mi almohada,
mujer protagonista de los sueños
que jamás me abandonarán,
evocándote escucho el ritmo de la guitarra
y la voz desconocida
que me acerca a tu esencia aún más,
no valdrían la pena estos versos
de no ser por tí...

Mujer,
eres la llama que me acoge,
el calor afable que mi alma buscaba,
la sonrisa que ilumina mi mundo
cada mañana al despertar,
mujer religión, hermoso credo
que mi canto no dejará de nombrar...

Mujer,
mi corazón es tu patio de juegos
aquél en donde tu sonrisa es la luz
que jamás se apaga,
y una franca melodía de dulce tonada
surge de tu risa fresca,
tus ojos de jade a la alborada,
mirada de niña ilusionada
con la vida, con el mañana,
tienen mi vida atrapada
en tu jardín de verde arbolada.

Mujer,
un gran misterio encierra tu nombre,
mil emociones encierra,
todas contrarias, todas ciertas,
a veces sufrimiento
y otras un gran alivio,
un abrazo esperado,
un beso rechazado,
tinta que por tí se calla,
una pluma que te llama,
locura que jamás de tí se aparta,
un vacío inmenso
cuando tus pasos se alejan,
un gran muro
aunque te encuentres cerca,
la canción diaria de tu voz,
el anhelo de tu mano,
el pensamiento escarbado
por la curiosa visión,
un suspiro cohibido,
el momento ansiado y negado,
un verso esperanzado
y un enorme amor:
son pocas las palabras
y repetidas las ideas
para expresar solamente una
la más verdadera
y esa es...
que TE AMO.

Mujer, hoy tu camino es libertad,
quizá el regreso a un recuerdo,
una nueva melodía matutina,
una poesía naciente y nocturna,
una frase te amará siempre,
aunque...
¿te he dicho que te amo
lo suficiente?
Quizá no lo he demostrado últimamente,
pero el silencio
y las miradas también cantan,
así que abre tu alma
y escucha mi canción.

Y es ahora, mujer,
que el sentimiento
impulsa a mi tinta tu nombre evocar,
imaginando que tus pasos
son reflejados en las estrellas del cielo,
sortilegio al escuchar el ritmo armonioso
de tu corazón de alhelí
en cada trino de ave,
mujer, mirada de niña inquieta,
eterna mujer amada,
gracias te doy pequeña alada
por ser, y dejar mi alma estocada
por la gran necesidad de tu amor.

Mis ojos te han visto

Mis ojos te han visto
en un rito de amor
aullándole a la luna
en locura y terror.

Mis ojos te han visto
bailar al revés
frente a un espejo
donde nunca te ves.

Mis ojos te han visto
caer del avión
y, flotando en el aire,
haciendo el amor.

Mis ojos te han visto
morir al amar
y en tu lujuria
resucitar.

Mis ojos te han visto
al pie de mi altar
rezando porque tengas
mi virilidad.

Mis ojos te han visto
y tú no los ves,
careces de alma
y aún no lo crees.

Miro de lejos tu hogar

Miro de lejos tu hogar, ese corazón en donde por breve tiempo me albergué, miro el campo alrededor, el cielo azul y su fachada, ese amor de mi amor, ahora ya tan ajeno…

Sé que ahí no hay un lugar en la mesa con mi nombre, ahora sólo me queda el sendero, y me voy tranquilo, con las manos en los bolsillos, tan llenos de recuerdos…

Me llevo sólo los besos y abrazos que me correspondieron, y también cargo con la decepción, he ido tirando por el camino la tristeza de que con cada paso olvido el regreso…

Ahora vivo en una piedra con ilusiones pausadas en espera de la ilusión siguiente, no sonrío más no sufro, sólo vivo mi presente…

Mira

Mira que te llamo a cada rato con el alma,
y con mis latidos te mando telegramas,
hay una silla vacía en mi mesa
y no quiero compartirla sino con tu recuerdo,
mira que he visto desfilar quien la quiera
pero no son la persona a la que quiero...

Mira que he dormido con un ojo abierto
para ver si te escurres de noche por mis sueños,
mira que he pensado en tenderte una trampa
para no dejarte salir nunca de ellos,
pero no es mi sueños donde más te quiero,
sino aquí conmigo en nuestra realidad...

Mira que miro de noche hacia arriba,
y mis ojos se pierden en el limbo donde me dejaste,
me peleo con los dedos que quieren tomar la ruta corta
para escuchar al menos y sentir de cerca tu voz,
pero no quiero que seas un sonido lejano
sino la persona a la que amo y está aquí.

Mira que existo y no vivo, sino que por vivir existo
y si en ti esto es cierto
no dejaré de mirar al firmamento,
sabiendo de antemano que ahí existirás tú,
no quiero ser parte de tu historia
sino la pluma presente que gire al ritmo de tu noria.

Mira que ahora no sé si bajo tu mirada soy,
sé lo que fui, y pretendo ser lo que seré,
pero seguro estoy
de que en tu capital no he de ser la piedra,
sino el cimiento de toda tu construcción,
sin recato alguno te amo, te olvido, te llamo mi Amor.

Mi egoísmo

La gente tiene dos lados, uno más oscuro que otro, yo siempre he estado entre tinieblas, no conozco otro camino que no sea el de la soledad.

Cuando tomo tu mano y digo que te amo, es sólo mi lado gris, cuando te escribo un poema o te sonrío alegremente, no es más que la nublada máscara mustia que desahoga mi vana esperanza por sentirme cerca de la salvación. ¿Salvación?... no he sabido lo que significa y nunca lo sabré...

Ahora estoy en un período oscuro, todo es ambiguo aquí... sólo me queda un cúmulo de resentimiento que mi propio ser se ha forjado... Ahora sé que no estoy vacío, sólo soy una sombra que espera renacer en tinieblas... No hablo de tinieblas del mal sino de las tinieblas del alma que creman mi esencia como unas llagas de sarcasmo, cinismo, paranoia y auto destrucción...

En mis arranques de furia, hay víctimas inocentes; aunque, a decir verdad, el más herido y dañado resulto ser yo mismo...

Es por ello que cuando me veas callado y con la mirada perdida, te olvides de que hay en mi un alma humana, porque no es así. En mí albergo a un demonio ególatra de mi propia podredumbre y miseria...

¿De qué sirve iluminar contigo mi vida, si mi propia sombra se traga tu luz? He nacido para ser el hereje ermitaño de mi propio destino...

He aprendido ( o al menos creo saberlo) que quien en realidad ama, debe conocer el lado oscuro del ser amado y, aún así, amarla más que a su parte de luz. Pero Nadie ha amado con la sumisión espiritual que se requiere para hacerlo...

Todos han querido ser en esta vida depredadores y se han quejado de ser presa... yo soy mi propia presa y he sido depredador de los demás...

Pero al dañar a los demás, me he destruido. Porque no me guía la maldad de una deidad (divina o no) sino la egolatría indiferente que siempre he mantenido como el estandarte de mi propia lucha...

Yo contra yo mismo. A veces indigno de mi propia oscuridad, porque es pura y elemental. Soy indigno del ser que compone la sustancia molecular de mi cuerpo que no es sino el reflejo mismo de mi egoísmo enfermo que día a día me degrada a algo más bajo que a una bestia.

Prepotente y acomplejado, hasta la soledad me ha negado su compañía, dejando en su lugar recuerdos que inundan de vacío los huecos que ha dejado en mi corazón. Ni siquiera la muerte se ha fijado en mi. Pero todo está dentro de mí mismo, dentro de este monstruo que no ha podido darse cuenta que su noche ya es perpetua y que por siempre la llevará como un estigma, fusionada a su piel.

Me pesa mucho tu tristeza

Me pesa mucho tu tristeza
y saber que de mi boca ha salido su motivo,
me duele mucho no ser siempre estrella
y opacarme ante tus ojos mi cielo,
llevo tu llanto en mi pecho
y tus lágrimas me abrazan la vista,
me duele tanto no distinguir el tiempo,
y dártelo entero mi cielo.

Es difícil dejar el yelmo
cuando toda tu vida has sido guerrero,
más difícil es dejar las batallas de una sola espada,
sabiendo que en tí puede más mi independencia que mi muerte,
a veces me maldigo por llevar en la sangre tal fortuna y suerte,
he de saber que no siempre he de ser brillante caballero
cuando hago a un lado en pos de la lucha,
el recuerdo de mi amada.

Habrá mil tempestades que nublaran nuestro firmamento,
algunas otras ocasiones serán emotivos y dulces los momentos,
pero,
amor mío,
ayúdame a discernir entre lo gris y lo cierto,
y darle morada en nuestra vida al tiempo correcto,
yo no sé combinar caricias con dagas,
ni abrazos de amor con tormentos,
yo sé de dejar de luchar hasta la última gota de sangre derramada,
y posteriormente recibir en el corazón la dulce brisa de tus cabellos.

Amor, no siempre llevaremos nuestro blasón a cuestas,
habrá batallas de las cuales ni siquiera nos enteraremos,
hasta que seamos tiernos juglares compartiendo victorias en la mesa,
o lloremos orgullosos y serenos por los caídos en campos externos.

Sea así,
que el llevar tu recuerdo a veces me basta,
para luchar con valor y fortuna con tu sonrisa en el alma,
siendo más ligera la pena de tenerte en plena batalla,
porque sé que en tu tierra también habrá guerras que dependan de tu daga,
habrá momentos en que los frentes nos tiren al suelo,
entonces las manos que ayuden serán la salvación del evento,
y quiero que sea la tuya la que me levante en cierto momento,
y no cansarla o tenerla ociosa observando cómo despliego tormento.

Demos al tiempo su cierta razón y lugar en el fuego,
para amarnos en tiempos de paz
y apoyarnos cuando venga el infierno,
seamos como amorosos engranes encargados de su propio funcionamiento,
porque si fallo yo, sufrirás tú,
y si fallas tú, la tristeza me hará prisionero;
no es que en mi alma rechace tu beso,
ni que me ahogue tu abrazo de fuerte deseo,
sino que si estoy con el arma en la mano
tal vez pueda hacerte una ofensa,
por la calidad de la sucia razón que la blande en batalla,
que me nubla la vista y me ciega por completo el alma,
pero jamás será porque no te ame,
o dejes de ser de mi mundo la fuerza.

Soy un guerrero enamorado de un dulce ángel de fuego,
y si por amarte habré de arder,
será con el gusto siempre nuevo,
pero si en batalla me pierdo y por banal quedo ciego,
confío en tus tiernos milagros para dar calma a mi desasosiego.

Por favor,
dulce amor de mi vida,
ayúdame a ser guerrero tierno y sincero,
acude a mi lado en respuesta a mis más fervientes rezos
que por más batallas que libre, jamás dejaré de mirar al cielo.

Manto de avellana

A veces atentas contra mis egoísmos,
quisiera guardar más espacios en mi alma
para pensar en yo mismo,
pero al final,
siempre termino
en la maravilla que encontré en ti...

Me da coraje y ternura
el haberte encontrado,
porque sin pretenderlo
soportas y embates todas mis poses,
contigo no sirve tener un carnaval etéreo,
un nicho desde el cual juzgarte,
contigo me sirve entregarme entero,
tan completo y tan auténtico
que a tu capricho me arriesgo...

Ayer te esperaba sin haberlo convenido,
esa rara certeza de esperarte
y de que no vendrías,
ayer tú llegaste mientras estaba dormido,
entraste por la puerta donde residen mis fantasías...
por ello a veces me desconcierto
ante tu mirada,
me da la impresión de que me mendigas
lo que a mí me hace falta...
y a veces creo que soy espejo de ti,
que mientras más ternura te prodigue,
es mayor la que puedo recibir...

A veces me da rabia
saberte cierta y verdadera,
porque desanimas mis dolores
a ser manifiestos,
eres un regalo no esperado,
un incienso con olor a fresa,
un beso soñado, no deseado,
una noche compartida, una sonrisa
y la esperaza compartidas,
eres mi alegría,
el telón que cierra mi otrora agonía...

Una realidad
con manto de avellana,
ojos de la noche
que acurruca ensoñaciones,
estrellas que abrazan
sin que haga falta nada,
la gran sinceridad oculta
tras tu más honesto gesto,
eres ilusión, más no fantasía,
la luz que indica
en dónde comienza la vida
y cuál es el límite de la misma...

Maldito Adán

Pregúntale a los ángeles dolientes
cuántas veces he danzado con la locura
encerrado con mis pecados más siniestros
bajo una tormenta de sangre impía.

He manchado las ventanas
con la languidez de la espera,
imaginándote toda de jade,
ajena a la realidad;
explorando las cicatrices
que tu ausencia me ha provocado,
atormentándome por ignorar
qué será de tu sombra,
siendo testigo mudo
de amaneceres y ocasos tan fatuos,
mientras te regocijas
en tu papel de Eva
en un edén ajeno.

Te he buscado
en aquellas calles
llenas de amarga furia
y oscura melancolía,
para salvarte del sufrimiento
que te provoca la despedida
de tu orgullo,
y llevarte a nuestro hogar
que reclama la antigua rutina
de la muerte diaria de nuestro amor.

La obscura jornada

El invasor voltea hacia el valle
y observa las ruinas del pueblo,
siente nostalgia
por la sangre derramada,
por aquella vez,
aquélla,
en que la luna,
tan bella y sombría,
se hirió a sí misma,
aquélla,
en donde las viejas estrellas
entre sortilegios y acertijos
dejaban entrever su verdad.

Ahora ha recorrido un gran abismo,
del cual no verá jamás el fin,
ahora la pena,
ahora la zozobra,
porque la luna fatua
no alumbra más su obscuridad,
porque porta su espada a ciegas,
y las batallas no cesan,
pero la muerte le repele
y la vida... le hiede.

No hay reinos,
tampoco pueblos qué salvar,
el invasor es mercenario
(el invasor es la bestia)
y la valentía ya tiene precio,
si el amor es subastado,
¡qué más da!,
el corcel busca caminos
que a la gloria lleven,
pero no hay gloria sin causa,
y sin luna no existe la noche,
aunque cabalgue a oscuras
y los hijos nocturnos acechen.


He aquí el lamento del invasor:
“matar por matar,
luchar por el placer de la ira”,
pero no hay yelmo que oculte
la nostalgia de su casta
y la tragedia de su alma,
ahora sólo le queda...

¡la obscura jornada!

La muerte del reino

Desde la muerte llama la bestia,
a los vampiros maternales acude,
el saltimbanqui ronda a la madre,
el demonio esmeralda ahora la posee,
ora el dragón la lame,
y el reino se ha desmoronado
pues los ángeles han huido,
el sabio se pudre solo
y ahora sólo le queda la noche;
el bello diablo amortaja a la muerta,
aquélla que lleva la noche en su pelo,
el amaranto en otro cielo vuela,
amargándose por la ausencia de la bestia,
pero el génesis su ayuda ha pedido,
para que a otro hogar lleve su cuervo,
¡no existe límite para el poder!;
para el ángel que destruye con canto,
para el ángel que quema templos,
con su cerebro maldito y amado...

...El reino ha muerto,
¡larga vida al reino!

La luna no habla de bestias

Algo flota en el aire...
es un recuerdo de dolor,
es un llanto agazapado
en el viento, en el cielo...
una esencia de melancolía
atrapa todo espíritu,
un canto de ultratumba
que hiede en la memoria;
no parará su sucia visión:
“¡la peste de la traición se asoma
y el corazón del vencedor
muy pronto dejará de latir!”

La metamorfosis de su credo
ha tomado forma
obscura, alegre, asónica;
y en la tempestad se eleva
la tortura de un alma
que su presencia reclama...
las palabras no mienten
pero en su intención pagana
sólo una razón comprenden:
¡esconderse de la mente humana!

La razón ha de nublarse
y el recuerdo abatirá con duda,
y la esencia inundará el alma
de quien entienda la estructura:
“¡La luna no habla de bestias
pero ha visto sus vestigios!”
la luna no adivina su miseria
pero puede sentir sus signos.

Algo flota en el aire...
es la declaración del odio
de la bestia a la luna,
pero una tendrá duda
y la otra... morirá en espera.

La luna juega con los niños solos

El niño vive apartado
en una casa demasiado grande,
sus padres lo han relegado
y no tiene qué lo entusiasme.

El niño mira hacia el cielo,
y la luna ilumina sus juegos,
el niño le pide que baje
y la luna se enternece ante tal personaje.

La luna le pide a la madre noche
permiso para acompañar al infante,
y le ruega que no le haga reproche
por querer bajar al instante.

La madre noche le concede a la luna el deseo:
bajar a jugar con su amigo del suelo,
la luna juega como niña risueña
y el niño recibe feliz a su compañera.

La luna juega con los niños solos
cada mes, dejando su lugar vacante,
construye con ellos castillos y tesoros,
y regresa al cielo con su brillo radiante.

Por eso, cada luna nueva es oscura,
porque un niño juega con la luna,
y cada luna llena es alegría
porque un niño le pide su compañía.

Jugando con el fuego

Realmente no tengo idea absoluta,
Nada en concreto qué decir,
Y sin embargo, tengo mucho qué sentir…

Luces como si no te importara,
Tal vez porque así lo sea,
Tal vez porque así lo quieras…

Parece que hasta ahora seguirá
Siendo invierno, gran nevada
Se siente aquí adentro
Y la verdad no le veo razón…

Jugando con el fuego
De un pequeño corazón,
Se me va la existencia,
Y la verdad no le veo razón…

Luces como si no te importara,
Y tal parece que tu vida seguirá así,
Mañana llegará una alborada
Y seguiré sin saber qué decir…

Jugando con el fuego
De un pequeño corazón,
Se me va la existencia,
Y la verdad no le veo razón…

Luces como si no te importara,
Tal vez porque así lo sea,
Tal vez porque así lo quieras…

Tarde de verano,
Un dulce aroma a sonrisa,
Los ojos dulces de un ángel
Que volando marchó a otro cielo.

Jugando con el fuego
De un pequeño corazón,
Se me va la existencia,
Y la verdad no le veo razón…

Ira táctil

Rotando en el limbo,
palpando con versos cada rincón,
destinando el sudor grácil
a las callejoneadas,
aquellas en donde la vida se queda,
tras cada suspiro;
una efímera exhalación
llena de encanto y rima,
atenuando en cada movimiento
la ira táctil de la necesidad,
y la explosión de dicha
que corrompe la razón
y malversa el tedio,
un nombre, una respuesta,
y el juego de miradas
atrayendo sonrisas y deseo,
la muerte ronda recelosa,
mirando con frustración,
porque ahora no le quiere,
porque ahora no le llama,
porque su propio infierno le envuelve
y el dolor es ahora pasajero,
sutil y ensoñador,
ahora no está sola...
ahora le acompaña la noche,
y en el mejor juego de sábanas,
refunde su olvido en su tierra,
mañana al alba
tal vez la soledad le despierte,
pero por esta noche
la luna le dará su amor.

Inmensidad

Me has enseñado tu inmensidad,
tu gran amor volcado en paso mesurado,
me has lanzado al vacío
pero no me has olvidado,
me has hecho de lado
cuando mi necedad te ahogaba,
pero me has dado la mano
cuando más lo necesitaba.

Quizás seas el ángel que me ayuda
sin tener que vivir todos mis momentos,
estás conmigo cuando debe de serlo,
me apoyas aunque ignoro el por qué,
y yo jamás te he dado nada,
siempre estoy en mi negra leyenda,
tan lejos de tu mundo
e ignorante de tu corazón.

Hoy no entiendo tu mirada al hablar

Hoy no entiendo tu mirada al hablar,
y esa forma tan nueva de caminar,
llevando a cuestas
la carga inmensa de la indecisión,
¿quién eres hoy?
o es quizá que no hay solución,
y más allá de lo que puedo comprender
se encuentra aquello que defino amistad.

¿Qué pasa hoy?
Que de repente tan sólo me voy
¿y qué queda aquí?
Tan sólo un vacío tras el abrazo que te dí,
¿en dónde quedaron las ilusiones, los sueños,
las ganas de vivir?

¿Qué me dirás cuando sepas cuál será tu porvenir?
No entiendo hoy,
siento que estoy tan fuera de control,
hoy soy un loco, un poeta,
un indefenso ante ti,
un anacoreta que arrastra el alma
sólo porque sí.

Yo no lo entiendo,
si tan sencillo que parecía todo ayer,
me siento atrapado entre las vendas
de una terrible confusión;
no sé si habrá un mañana,
otro abrazo, un saludo,
quizá un “cómo te extraño”;
ya lo ves, esto es así:
yo sólo quiero que te quedes un poco más aquí.

Hace un buen día hoy

Hace un buen día hoy, que la mañana te canta al despertar, escucha el llamado que te hace el porvenir; ¿y qué decir de la vida?; que te incita a su conquista, dime por favor si es buena la despedida, si tu camino es la salida, ¿qué viene con el viento y la brisa marina?.

Guardando canciones que nos pueden separar, son dudas, son emociones, que nos llevan a volar; un buen día mirarás hacia atrás y te sorprenderás que lo peor de la senda has recorrido ya… no des por terminada esta vida de injusticias porque a la vuelta vienen más, sabes bien que por muy frágil, tu pequeña fuerza vencerá…

No te dejes abatir si el atardecer llega temprano y la sombra nocturna tu risa quiere borrar, aprovecha y sueña que lo mejor ya vendrá…

Tu mano quisiera tomar, pero vives en lontananza, media humanidad nos separa en esta plaza donde contigo quisiera estar…

La luz de las estrellas puedes tomar para no sentirte tan sola en tu palacio de cristal, el sueño de los años pasados te ha convertido en lo que eres ya… y no dejes de luchar, no todavía, niña aún no es tiempo de descansar, no te rindas si ves al sol bajar, que tu propia luz jamás dejará de brillar…

Extraña clase de amor

Extraña clase de amor,
donde los besos están prohibidos,
donde el corazón no se esconde
pero vive reprimido...

Extraña clase de amor,
donde estamos juntos a la distancia,
donde el silencio mayor
nos une y nos jode el alma...

Extraña clase de amor,
con sabor a olvido,
extraña clase de amor,
extraño amor dividido...

Extraña clase de amor,
donde los besos hieren,
donde el nosotros muere,
y el punto y aparte está comprometido.

Extraña clase de amor,
con sabor a olvido,
extraña clase de amor,
extraño amor dividido...

Esta noche

Esta noche se ha perdido una herida,
aquella en la cual fluye mi suerte,
tan frágil como vela encendida
a merced de una tempestad agreste...

Hay una luz que espera
esa ansiada llegada del primer beso,
aquél que reside en el recuerdo de muchas fantasías,
que son imágenes perdidas
donde los sueños lo son todo,
donde la esperanza se pierde y renace día a día...

Existe una mirada perdida
que vaga sin mente,
atenta a una vida
ajena a otro calendario,
mirando a través de la nada
buscando y anhelando,
es una mirada oscura en busca de su luz...

Esta noche ha muerto la vida,
aquella que ahonda en el alma,
y mueve el mundo en sentido contrario,
llegando a las fibras más insípidas
que a criterio de los ángeles
se ha perdido en el mar que conforman los demás...

En el corredor

Mar de vainilla y hiel
toda la furia quedó en la piel,
como selva virgen que mis años quemaban,
en contacto libido se anidaban.

Toque sensual de las olas con mi arena
sin remordimientos inmediatos
enfocando una lujuria ajena
engendrando sentimientos no natos.

Olvidando la muerte que acechaba
como un alfil de recelo,
mi piel con el alma se involucraba,
cayendo en el hondo abismo del cielo.

Atormentando al verdugo druida
era cuestión de lujuria, confianza y amor,
la lujuria quedó por los dos consumida,
la confianza y el amor, en el corredor.

En brazos del cielo

Ella danza en fuego
junto al demonio nocturno,
en su rotar brotan visiones
de un pretérito fortuito
y emocional.

Ella espera en brazos del cielo
y la luna ha roto su hechizo:
ahora sólo el exceso,
ahora sólo la noche,
eterna y fugaz cual idilio.

Sangre y alcohol
muerte y falsa alegría
invocando a Baco en cada giro,
soportando el asco
que su presencia inspira.

El llanto encontrado

Recuerda la danza de invierno
en donde los lobos gritaron
la agonía que hoy sufren,
y la marca que lleva su casta...
recuerda la guerra de miradas
y el enfrentamiento inicial
entre el arquero y el mar,
el guerrero y la sal,
la bestia y la paz...
recuerda a la luna de sangre
en donde los perros huyeron
y Ursus curó la locura
con la lengua del maldito
y el abrazo del demonio turquesa,
con la furia de un amante perdido
y el llanto encontrado
de un dios muerto y empalado,
con la esperanza de conquista
y la pena del verdugo druida,
todo pagado con la derrota:
ante el ominoso demonio negro,
hechicero de la magia lunar,
ladrón advenedizo de mentes,
cuya armadura enceguece
incluso a los infradioses humanos
que atrapan en sus manos
los destinos de sus oradores;
recuerda la invocación,
en cualquier tiempo o lugar,
la bestia cuida,
la bestia protege
del peligro que acontece
en tu vasta vida
y la evolución divina
de los mensajeros del cordero;
en vertientes del fuego,
que te consume el alma
y destroza tu razón,
recuerda la invocación,
que la bestia no es sorda,
y mucho menos a tu voz.

El lamento del viento

Escucha el lamento del viento,
su tenue llanto repiqueteando en tu alma,
mensajero de viejos augurios,
moribundo eterno desde el génesis agrio;
observa su obra:
la erosión continua en tu corazón receloso,
las heridas en tu ego,
la desconfianza en la realidad,
ahora que te has confinado a la confusión,
la incertidumbre es tu propia mente,
los juegos del viento en tu destino
que como hoja seca te lleva,
ignorando a dónde irás a parar.

El invasor

Marcando una fúnebre marcha,
vitoreando al dragón,
camina afable la ruina de la vida,
aquella conciencia infantil
que repite y repite,
siempre la misma estrofa;
y lleva de la mano su suerte
convertida en desgracia
y vestida de luto;
el cortejo ha perdido su rostro,
los dolientes infames
han decidido no soltar lágrima alguna,
porque la bestia así lo quiso,
porque su muerte ha fastidiado
al reino y al pantano,
y en lontananza hay un invasor,
hay un invasor que observa
(el invasor es la bestia)
montado en un negro corcel,
y recuerda la batalla
donde el dragón mató a la bestia,
donde el amor perdió a su presa,
donde el jade olvidó su derrota...

El destino de la Bestia

Han muerto las grandes glorias,
y la bestia observa una tumba solitaria...
la observa y la llora en silencio,
porque su alma está en ella,
porque su esperanza se ha ido
y yace bajo la hierba.

Hace tanto tiempo
que la luna ha desaparecido de las noches,
ahora la bestia ni su nombre murmura,
ahora ya nada le importa,
solamente le quedan las propias batallas,
aquéllas en donde las armas
ocupan el lugar de las damas...

Solamente quedan las batallas
donde el enemigo puede ser uno mismo...
no quedan motivos ni reinos,
ni villas ni princesas...
tan sólo quedan los odios,
tan sólo las tristezas...

Ya no hay ejércitos para la bestia,
pero quedan los demonios,
los que lo embaten día a día,
los que le robaron la esperanza...
aquellos demonios que lo corroen
desde el fondo de su alma...

Los gritos de guerra lo aturden,
pero está decidido a morir,
sea peleando, sea matando,
pero jamás suplicará
ni pedirá clemencia alguna,
siempre continuará hasta el final de la guerra...

Ahora cabalga en paz...
lo acompañan la locura y la demencia,
la primera le absorbe de todo,
la segunda le roba la ciencia.

Dos espadas

Dos espadas
dibujando amenazas
cortando el aliento,
y el siseo de la hoja,
que penetra,
que sorprende.

Bello duelo
tan grotesco
como magno,
y la vida languidece
ante el filo sin escrúpulos.

Tres zodiacos,
un enlace
y el amor
desmiente la ira,
provocada,
lasciva.

Todos ganan
desventura,
conciencia inquisitiva
de la sombra
milenaria y etérea,
por sereno y rapaz.

Diálogos crípticos

I

- ¿Qué miras?
- Veo más allá de tu recuerdo...
- ¿Y qué hay ahí?
- Nada. Sólo vacío... sueños que jamás compartimos, y luego nada, sólo vacío...
- ¿Entonces qué fue lo que pasó?
- Un engaño... una ilusión... la locura desbordada y volcada en la sombra, aferrándose al deseo del viento, envejecido ante su propio reflejo...
- ¿Y ahora... qué pasara?
- No lo sé... quizá el camino se bifurque y la sombra cubra nuestros rostros, y el silencio asesine nuestras palabras y cubra con su manto nuestros oídos, quizá olvidemos nuestros nombres y jamás nos acordemos que existimos...
- Lo siento...
- Yo no... así debió ser... la magia desapareció y la desilusión me muestra por su ventana al mundo... un mundo, el mundo sin tí...
- ¿Por qué?
- Porque así será hasta que vuelvas a llamarme... si aún recuerdas quién soy.
- Temo que no vengas.
- La respuesta no está en mí, sino en tu alma... en ese gran enigma que conforma tu ser... aún para tí...
- ¿Por qué te marchas?
- Porque nada tengo que hacer aquí... no soy necesario para que el sol vierta su semilla luminosa en tu reino, además mi otra parte reclama verme una vez más entero, hacía mucho que no volvía al vacío, al mutismo necio que requiere el análisis del mundo...
- ¿Acaso éste es el adiós?
- Lo será en la medida que tú lo requieras...
- Entonces adiós... ¿Por qué no respondes?
- Porque ya me he ido.


II

- Has regresado.
- Así es...
- Pero eres diferente.
- Lo sé...
- ¿Más triste acaso?
- No. Más solo.
- ¿Duele eso?
- Eso lo sabes mejor que yo.
- ¿Qué haces aquí?
- Sigo mi camino... solo.
- ¿Así nada más? ¿Sin emoción?
- Así es...
- ¿Tu camino te trajo hasta aquí?... Precisamente hacia donde estoy.
- Así es...
- ¿Por qué?
- Porque no me has dejado partir del todo... porque tus necesidades me han llamado.
- Eso no es cierto...
- Si así fuera, no usarías mis oídos para verter en ellos tus penas...
- Pero nadie te pidió que escucharas...
- Es verdad...
- ¿Y por qué estás aquí?
- Nuestras sendas volvieron a encontrarse, nada más.
- ¿Cuándo llegaste?
- Antes de que siquiera lo notaras... cuando jugabas con el hijo preferido y con el héroe troyano...
- ¿Y tú con quién estabas?
- Con la hija del campo, la esposa del profeta, la alianza de demonios y con tu recuerdo.
- ¿Con mi recuerdo?
- Jugué a que lo olvidaba.
- ¿Y qué sucedió?
- Sólo logré acostumbrarme a él, siempre es el mismo... pero sin emoción.
- Es triste...
- ¿Qué se le puede hacer?
- ¿Y qué harás ahora?
- Seguir mi camino.
- ¿Por qué ahora que has vuelto?
- Porque temo perder el valor de dejarte ir...

III

- Odio que la gente muera...
- ¿Por qué?
- Porque después de un tiempo llegas a extrañarla y no puedes remediar eso...
- También se extraña a los vivos y eso tampoco tiene solución en algunos casos.
- ¿Como en cuáles?
- Como cuando te extrañas a tí mismo...
- Eso es fuerte.
- Como el sonido de un trueno en el interior de un vaso demencial, como el grito de una loba ante el cadáver de su protector a la luz de una luna de sangre en un desierto de hielo, como los versos que se guardan en el olvido y se representan en uno sólo, como las palabras que no encuentro para definir ese sentimiento, pero que sé que ahí están...
- Es difícil ser azul y dorado a la vez. Ser cielo abisal y cruento redentor de sí mismo.
- ¿Otra vez acertijos?
- No. Preparo la siguiente cuestión que a mi lado se formule.
- ¿Cuándo hablarás claro?
- Siempre lo hago...
- ¡Mentira!
- Entenderás lo que diga cuando sepas de qué hablo. Si escuchas mi voz con atención desde el fondo de tu alma. En mis palabras está la solución de lo que llamas acertijos. Abre tu mente y tu corazón y lo entenderás...
- ¿Cuándo será eso?
- Cuando yo no esté más a tu lado. Cuando me encuentres lejos.
- ¿Por qué?
- Porque así llegarás a extrañarme sin que me haya marchado.

Despedida labrada en piedra

A veces me quedo callado
ante tu presencia,
es un miedo mordaz
a romperte con sólo proferir algún sonido,
o es quizá el temor de retar
la grandeza de tu alma,
de quizá ofenderla
con un poco de mi insípido amor...

A veces las frases
no siempre dicen
lo que uno quisiera realmente,
o será quizá
que no te has dignado a mirar
a esta parte del mundo...
es tal vez la sola idea
de interrumpir el sortilegio que provoca
tu mirada en mi voluntad,
o la invasión a mis sentidos
originada en los tuyos...

Es entonces
que recorro las calles
llevando tu recuerdo como brújula,
dirigiéndome entonces
hacia donde mi corazón se sobresalta,
como sí en cada vuelta de esquina
se preparara a la sorpresa de encontrarte,
en ocasiones con la insólita idea oscura
de verte tan errabunda
como lo he llegado a estar yo mismo...

Camino y busco
entre los aparadores un pretexto
para encontrarte viva y arrogante,
como siempre te has manifestado,
sin embargo, es mi desilusión
el no hallarte en los rostros de la gente,
perderme entre los empedrados
imaginando en cada uno de ellos
los momentos que fugazmente pasamos juntos...

Te recuerdo en los cimientos
de las ruinas de mi alma,
en cada piedra
que lleva labrada la despedida...
A veces me basta un café
y un poco de lluvia,
un cristal mojado
con lágrimas de querubines y serafines,
es entonces que me albergo
en mi propia sensación,
que los vapores de las caricias
que me obsequiaras regresan
y me aturden
como un ensueño perenne y anhelado...

Aburridos y parte de azul

Ahora estamos tan aburridos que hasta el hastío nos evita, seguimos jugando a sentir como niños, alejándonos cuando los demás nos lastiman... Estamos llegando a la cima, al clímax retórico de nuestro mutuo exilio, es tanta nuestra indiferencia, que nuestros sueños alegan por alejarnos del vacío... En sueños tu vida he visitado, y yo dudo... yo dudo en algún momento, realmente haber estado contigo... creo que estuve con la ilusión de estar a tu lado... y tú... no lo sé.

El azul es la vida de la que se componen los versos... La misma materia de tus sentidos al llamar los venenos ocultos de tu sonrisa y las intenciones non sanctas de tu llanto... el azul es el estado permanente de un corazón que se ha preparado a no ser lastimado...

domingo, diciembre 23, 2007

Decepción y Poder

Sumergido en la íntima naturaleza
que alberga tu abrazo,
soy uno con tus latidos
y su ritmo me arrulla,
me abstrae, me somete,
pero no me domina,
ambos queremos fundirnos
pero yo me muevo por el deseo y tú...
no sé por qué,
no me emocionan los besos
pero me fortalece cada contacto,
cada toque...

Cada roce, que es como un paso más hacia las sábanas, hacia el vacío, y todo por matar a la soledad, por pasar el rato... porque no hay de qué conversar, calla la lengua pero las caderas hablan mejor, frotándose y chocando, siendo ambos de alma ramera, lobos desatados en rebaño, vampiros de transpiración, sopor de inmundicia moral...

Yo quiero olvidarla y tú, recordarme, quieres atraparme ( ¡qué va!) y me das el fuego de tu hogar, yo ya estoy tan lejos de ti, que ni ahora te puedo nombrar, sólo reconozco tu pasión y mi hedonismo, sólo te agradezco la luz de mi dolor, dolor y placer... decepción y poder...

Creadora

Es la mujer quien ha creado al hombre,
es en su dulce tierra donde crece,
es en su cuerpo donde se forja su fuerza,
es en el corazón femenino donde se templa su carácter.

Así de sabia es su naturaleza...

Es quizá la más simple de las verdades,
y tal vez la más oculta:
que el hombre proviene de la mujer
y no es él, dador de la costilla,
eso se lo ha inventado para proteger su débil egolatría.

No hay regalo más hermoso
que un hombre pueda recibir,
que la mirada enamorada de una mujer,
escuchar de sus labios un "te quiero"
coronado con un bello beso,
y no hay cielo más preciado
que recibir su abrazo,
y alimentarse así, el alma...

No hay libertad más ansiada
que aquella encontrada
en los brazos de la mujer amada,
ni mayor dolor, tan inhumano,
que morir de angustia al extrañar su mano,
sus labios dadores de aliento,
sus cuerpos de laberinto
en donde se ocultan tantos secretos.

Es por la luz de la mujer
que el hombre se guía en el camino,
es materia de sus ensueños,
su escudo ante el enemigo,
la frase radiante de alegría,
la oración por mantenerse vivo,
el verbo conjugado de su vida,
su palabra, su destino...

Bendito aquél que cuenta
con el amor de una mujer,
bendita sea su suerte;
su estrella, dadora de dicha
le iluminará el rostro
y jamás se apagará la luz de su corazón;
bendita sea su tristeza,
si en ella reside la ausencia
de aquella a quien su amor pertenece...

Un hombre sin mujer
es como una sombra sin cuerpo,
es un alma en pena que muere día a día,
sumergiéndose
en un coro de lamentos nocturnos,
es una navío a la deriva
en este mar de la vida,
es peatón de la desgracia
de no saberse querido,
un salvaje que no entiende
lo más sublime y lo más hermoso
por no encontrarse en ello comprendido,
es el vacío que refleja
en las cuencas de sus ojos,
el frío lacerante que le corroe
sin su tierno abrigo,
la arrogancia del necio ignorante
de su propio conocimiento,
el anatema del Sísifo lastimoso
que yerra y erra
sin la guía de quien le dió el ser...

Por eso,
la humanidad inventó la poesía:
es la única forma que tiene el hombre
de orar a su mujer,
su lenguaje particular para adorarla,
para extrañarla,
para describirla,
con la vana ilusión
de poder conquistarla...
sin darse cuenta
de que ya es él mismo,
rehén de su corazón...

Es así,
como el hombre ha sido creado por la mujer,
por ella puede librar las más heroicas batallas,
perder los reinos más poderosos,
ganar la gloria de habitar un momento en su seno,
hacer de ella su patria, su hogar, su credo...

¡Bendita seas mujer!
Mi amor,
mi fé,
mi creadora,
mi criadora,
mi compañera,
mi madre,
mi hermana,
mi abrigo,
mi casa,
mi hija,
mi maestra,
mi paz,
mi felicidad,
mi empuje,
mi coraje,
mi placer,
mi dolor,
mi arrullo...
(y si me permites la osada petulancia:)
¡Bendita seas, tú mi Mujer!

Cadáver exquisito 01

Ayer soñé un ángel
Más fuerte conforme al tiempo,
Hay más pasos aquí que allá,
Y la vaca parió…
Pero tuvo mucha suerte de encontrarte.

Son flores del campo
Con luces tan brillantes como el sol,
En las tinieblas…
Hay tanto qué decir,
Pero no soñar.

¿De qué color eres?
Y la vida es sueño,
De sueños se construye la realidad,
Como bolas de cristal
Donde el ámbar escucha al jade soñar.

Piedras mágicas,
Son las ventanas del alma,
Cambiar es una gran opción,
En donde el mundo quisiera asomarse,
Son los colores de la vida,
No quiero regresar,
Pero quiero permanecer aquí,
Sólo dando vueltas…

El ciclo se ha roto,
Ahora hay nuevos dioses,
Y la puerta de luz aparece
Donde el pasado no existe,
Sólo el presente,
Ante la forma inexistente…

¿Recuerdas las flaquezas?
Tan efímeras en el tiempo,
Estoy seguro que no volveré a lo mismo,
Con los cuatro elementos,
Porque tú te encargarás de ello,
Sobre puntos cardinales.

Está aquello que pude llamar hogar
Pero se lleva lo que queda,
¿sabes algo terrible?…



Las orquídeas…
Las margaritas y los narcisos,
Son deliciosas tentaciones
Que antes eran bendiciones.

En los escenarios destruidos
Ha surgido una nueva obra
Como secretos de la tierra.

Nadie guarda mejor un secreto
Que aquél que lo ignora,
Y aquello es una orgía,
¿Hay algo que quieras saber?

Si son ideas tan vagas,
Hablar de muerte y de amor,
De esperanza y conciencias perdidas,
Espadas y corazas son nuestra existencia,
Yo prefiero vivir sin armaduras;
Quien quiera herirme tiene completa libertad.

Y se vive con una inocencia desvanecida,
Créeme que la extraño en tu país,
¿Será el país de las maravillas?,
donde vive Alicia;
No,
Fue la tierra donde quise cosechar,
La vaina que no dio fruto,
Porque la tierra no estaba preparada,
Para una labor extenuante.

Ahora se sabe que soy un monstruo
Que jamás volverá a arar…
Lo que se necesita es un aire diferente,
Ancestral…
Sólo se es un viajero en el paraíso,
Que aprovecha la lluvia,
En mis días no hay lluvia,
Sólo un apacible atardecer,
Con tantos matices que no se pueden describir.

¿Quieres saber una triste verdad?
… Lo sé, éste es el final,
¿Quieres saber una triste verdad?
¿O temes saberla acaso?
No se puede decir que los bemoles
Y los becuadros no deben existir.

La verdad es:
Sólo cuando haya tormenta
Habrá una paz inigualable
Y verás mi sombra pasar,
Sólo si te ves como eso…

Recuerda que la luz borra las sombras,
Por favor comienza a brillar,
No…
Porque siempre he brillado.

Bajo tu mirada

Son los ojos de quien no mira
los que rigen los actos de esta noche...
la simple sensación de ser observado
mientras se traducen actos
y obras en himnos e invocaciones...

Es en esta ocasión
que tu sombra imaginada
me envuelve como una capa de hielo,
dándome más frío en tu ausencia
que satisfacción en tu presencia...

Y así es como controlas
lo que hago mientras te vas...
a la distancia
y el poder que te confiere
el amor que te profeso..
al menos eso es lo que crees...

Es en honor a la verdad
que te ignoro y te imagino para ignorarte,
es un ritual tan vano como el no demostrarte
que me importas,
como cuando es de ti de quien dependen
los actos que ahora realizo...
o al menos eso quiero creer...

Es ahora que bajo tu mirada imaginada,
la luna es la gran ausente,
al igual que tu sonrisa en mi recuerdo,
la sombra mortuoria de tu último reproche
retumba como un eco maligno en mi corazón...

Apuestas y cortejos

...Y fue el trigo quien lo dijo:
“un vampiro con la noche
adornando su cabello como broche
ha perdido su tesoro,
el demonio bello lo ha robado
y lo gastó en la taberna del deseo”,
ilusiones que abren paso a penurias
y la marca de la sanidad perdida
entre apuestas y cortejos,
entre ladrones y embusteros...

Ahora la madre de las visiones,
vive enamorada del diablo esmeralda,
y su porvenir se acerca negro,
porque el camino pudo más que la razón,
porque la emoción venció al fin,
se ha disuelto la nobleza,
y caído el imperio
los ángeles se han vuelto hombres,
...¿y la bestia?
solo escucha lo que en otrora fuera su reino.

Acto de Fe

Hoy quiero arrullarme con los latidos de tu corazón,
descubrirme inmerso en tu abrazo
y desear que el tiempo se detuviera...
así, solos en nuestra compañía
compartiendo un mundo onírico a nivel de piel...

Quiero cerrar mis ojos
sin temor de no hallarte presente,
sentir en mi cuerpo el ritmo de tus "te quiero"
al compás de mis "te amo",
beber ambos nuestro propio idilio
creado en el cielo,
y llevado a cabo por la felicidad
de acompañarnos en el crudo invierno...

Es bello tomar tu mano
y sentir tocar lo que antes
simplemente pude haber imaginado,
porque este amor de ahora
es mucho más que un acto de fe,
la fe de que mañana seguirás conmigo
y que nuestro fuego no deje de calentar nuestro corazón...

miércoles, diciembre 19, 2007

Los cantos del exilio

Preludio
Por cada infierno que recorro para llegar a tí, tú pones mil más en el camino; por cada beso que busco en tu boca, tu encuentras mil más en dónde posarte; por cada vez que veo la luz en tus ojos, tú escondes mil estrellas para hundirme en la más absoluta oscuridad...
I
Aunque la herida la provoque mi espada en el enemigo, será mi sangre la que se vierta, mi corazón se ha perdido en el camino y la esperanza se ha marchado en retirada... no queda más senda qué seguir y las maravillas por las que luchaba, me han dado la espalda en pos de un nuevo pilar forjado en un jardín de piedras preciosas y armas, en insomnios de azar e ínsulas de olvido, en testimonios compartidos y tonadas pueriles... pero la redención es peor que este infierno y aunque vierta mi sangre para regar este campo, seguiré en pie de lucha.

II
He visto al sol recorriendo durante el amanecer los campos sembrados de sangre y huesos, lo he visto abrazar y besar a los guerreros caídos, a las puntas de familia sacrificadas, al ave que jamás volverá a alimentar al alma con su canto y a los corazones destrozados, muertos e inertes.
He visto a la luna recibir el dolor de presenciar la muerte de sus hijos, de mirar la belleza de su holocausto, horrorizándose con los buitres que le regalan sonrisas burlonas y frías; mientras, allá, en lo alto del cielo, por cada alma guerrera brilla una nueva estrella y por cada esperanza perdida, crece un poco más la oscuridad…

III
Sólo tan sólo… la batalla me ha despojado del corazón, ahora sólo el don guerrero de mi arma me acompaña, los ríos de sangre riegan mis esperanzas que se consumen con cada paso, con cada intento de acercarme a la tierra de mi amada, a su alma… no existe la redención tras mis crímenes, he defendido mi patria y he perdido a mi gran amor…

IV
Esta es la sangre de un héroe troyano, de un gran guerrero helénico al que he derrotado. Con él se ha ido el ansia del perdón que los dioses erráticos me hubieran otorgado. Esta es la copa del carpintero, clavos y sierras beberá mi alma para alcanzar el perdón de mis pecados. Mi blasón aplastará toda semilla que intente invadir esta tierra que proclamo mía, aunque mate un feudo tras otro, aunque la luna se opaque y el sol me niegue su calor, con mis pecados defenderé la tierra que verá crecer a mis hijos.

V
Puede que veas en mí al vencido, a aquél que vivió entre muertos y lleva las cicatrices de sus blasfemias en el cuerpo. No volverás a pisar mi tierra, aquélla que defendí con todas mis almas. No volveremos a compartir el mismo cielo, porque el mío será con nubes de sangre y el tuyo con rosas y vino. Seguiré siendo un guerrero incansable, y tú, quien se aleje de todo lo que mi espada siembre. Pero el recuerdo siempre será indeleble...

VI
Cada búsqueda, cada paso, se pierden en la inmensidad de la nada que separa a la gloria de las sombras. Con armaduras de dudas y heridas provocadas por la desilusión, muere poco a poco tu imagen, y sé que defendiendo con fervor a mi patria, me alejaré más de ti…

VII
Toma los restos de este tiempo, riega las flores mordaces del olvido con las frases de amor que noches enteras vivieron en ti. Guarda la memoria para otros atardeceres; el cariño, llévalo a cuestas para quien te haga daño, para quien entierre tu recuerdo, para quien comparta tu sueño y no para quien lo busque…
VIII
Nunca sabrás el significado de la verdadera soledad, hasta que requieras de un alma afín. Nadie acompañará tus pasos, si la brecha has perdido, si caídas están tus alas; si tu espada, quebrada yace, tu ejército perderá la fe, el abandono envenenará tu lucha; si quieres defender tu patria, lo harás solitario… si has caído, tú mismo lamerás tus heridas, y sólo tú velarás tu cadáver de las aves carroñeras que ruegan al cielo por presenciar tu último aliento…
En la guerra, los pecados son bestias que te acechan, la culpa será evasor de tu gloria, tu sangre olvidará a tus venas y tus pasos ignorarán tu destino…

IX
… y todos los muertos llamarán entre susurros y cantos a aquellos hombres que segaron vidas para sembrar su semilla. Los hombres y mujeres solos, no buscarán placer con los vivos, amarán por siempre a aquellos en los que la muerte anidó en su pecho y simulan un triste plagio de vida…

X
… el camino hacia el alba será largo. Siendo hermanos de mil batallas, los senderos jamás se cruzarán, con un sin fin de decesos atrás, una horda de bendiciones nos protegerán; la espada acústica del llanto de nuestros caídos nos cubrirán de frío y la sombra de la esperanza de volvernos a encontrar nos cubrirá del sol del desierto que nos ha robado el aliento…

XI
Muerte, vieja amiga… las sombras han cobijado la tierra, cubriendo nuestros pasos, ocultándolos de los espíritus que a nuestras almas habrán de perseguir, como ladrones que buscan el tesoro más preciado de su dios…

XII
… Así es, he aquí mi victoria; el corazón sangra porque la fortaleza de mi alma se ha partido, tan cerca de la piedra, tan lejos de su diosa; la fortuna me ha olvidado de nuevo; para que viva mi patria, mi alma deberá sufrir y el llanto que padezco es un tributo a la eterna pérdida de la felicidad, aquélla que pone mil avernos de por medio, mostrándome su adorada imagen, tan intangible como el deseo no cumplido; lejana, tan lejana y fría como aquella luna que sólo se asoma, tantas veces como hijos tiene el tiempo, tantas veces como lágrimas enjuaga el día...

XIII
Por cada infierno que abate mi alma, es más gloriosa mi pena ante el delirio, la traición provoca una herida en el corazón propio, el camino se ha perdido y la esperanza se ha marchado en una retirada de zozobra y confusión.

Ahora, tan lejos de aquella luna que endulzara mis noches de dolor, veo con claridad que la redención es un placebo que amarra mi coraje a la soberbia. Jamás olvidaré el estremecimiento que provoca la gloria, pero allanaré el camino a quien mis pasos siga…

Epílogo
Tras las batallas, yazgo exiliado en el olvido pueril de una raza imperfecta, exiliado en la falsa memoria de una abominación lúdica, exiliado del corazón de una patria ocasional y caprichosa, exiliado… ¡exiliado!… en un lugar pagano, purgando por un delito de existencia, por pertenecer a una noche eterna, excusa de un error divino…

Vampírica

Deja que mis versos toquen tu piel
y el encanto de mi misticismo
embruje tus labios,
y los funda con mi pensamiento.

Abre tu espíritu,
para que mi palabra lo toque,
sensual y sin recato.
sin dolo y sin pecado.

Admira la obra que mi semilla
en tu región puede dar,
toma mi elixir de vida
que por siempre habremos de vagar.

Prepara tu sangre inocente
que el placebo de mi redención
seductoramente ha de mezclar
para hoy y eternamente.

Bebe mundana el vino
que emerge desde mi manantial
y vive en pleno el encanto,
que te otorga la otrora libertad.

Arranca el pudor de tu vientre
mismo que quisiera poseer,
toma de la osamenta maldita
y come del mismo Lucifer.

Ahórrate el llanto inmundo
que infrahumanos ahora somos,
calla y disfruta el gusto
de la hechicería en nosotros.

Perpetuemos la vieja añoranza
y rompamos el presente maldito,
ahoguemos el cosmos ignorante
de la edad moratoria de hoy.

Tal vez se abomine nuestra unión,
pero nuestras almas siamesas
pronto olvidarán sus carroñas
carcomidas por su envidia.

Dame tu alma y te daré la vida,
que la eternidad nos espera,
que la muerte nos respeta
y la obscuridad nos alimenta.

Espía de ángeles

En la profunda negrura de las sombras acecha,
mira con desdén la insoportable vacuidad de sus existencias,
los repele por su absoluta normalidad,
los saborea y se imagina el mosaico de gustos que encontrará en su sangre,
los mira atentamente,
los persigue,
intercambia miradas con las gélidas criaturas que le susurran sus secretos,
los hutushes son vampiros,
los hutushes son como dioses escondidos en cáscaras de humanos,
y los ángeles vuelan a su alrededor,
respetando su existencia,
a los hutushes les teme Dios,
porque son seres extraños a su creación...

En la profundidad del alma
del acechante ser de hadas
existe un hutush que clama por exponer su existencia....
su mirada está gélida como su cielo,
sus límites de carne no detienen el ímpetu obsceno de su alma,
el hutush espera para crear su pueblo...

Para nacer,
a veces se duele...
para nacer,
hay que matar el cielo...
renovar al azul....
renovar el duelo...

Es simplemente lo mejor,
o simplemente lo más fácil,
no habrá retorno de su estado,
un salto al abismo quizá,
pero valdrá la pena la muerte,
para cambiar la razón de su sufrimiento,
quizá una nueva existencia entre las sombras ya no sea necesaria
y para matar a la oscuridad maldita,
haya que crear un abismo nuevo que se la trague....
quizá una rendición ante lo más arriesgado,
quizá el empuñamiento de un arma redentora que corte...
la tela triste de la realidad de un sólo tajo...
quizá hacer un nuevo capullo para renacer como un leviatán boreal....