sábado, febrero 23, 2008

Su verdadera vocación

Hacía mucho tiempo que no encontraba un lugar al cual llamar hogar,
un tiempo amable que valiera la pena vivir,
compañía tan grata como llamase en su momento a su profunda soledad...

Una lluvia de recuerdos,
tormenta de ilusiones acompañadas por el llanto,
tantas almas a las cuales amar...

Desesperanza tomada de la mano de las palabras
que con tanto dolor se plasmaron en el papel,
por el amaranto y el jade,
el agua y una boca pequeña,
por el invierno y el trigo,
por la añoranza de primavera,
la quimera apagada que sugiere a la tinta cada idea,
cada sueño adornado con oropel...

Hacía tanto tiempo que ser hombre quedó olvidado;
dioses y espíritus,
palabras de otras eras invadiendo la razón,
falsedades ciertas corroyendo el frágil corazón....

Ahora, en un vacío grato se vuelcan en la reflexión:
dos raíces de una gruesa no han dado aún su fruto,
quizá porque no ha existido quien comprenda su ocasión,
no hay llanto,
no hay susurro,
sólo el cúmulo de una estúpida devoción
a lápidas que oyen sin interés su voz;
quizá porque no es momento,
quizá porque no ha encontrado su verdadera vocación...

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