miércoles, enero 02, 2008

Carta para seducir a un hada

Eres la promesa diaria de un mundo azul que me arropa en su seno. La mirada sonriente que me incita coqueta a seducir a un hada que me recibe con los brazos abiertos, la profundidad de un detalle en el mundo ignorado por aquellos que lo tienen a la mano. Eres la flama inocente que me alimenta el alma y me nutre de amor todo mi ser. Eres la textura que imprime el paso de Dios por este lugar tan cotidiano, la estrella que me sonríe en lo alto del cielo y reflejada en un charco de lluvia bendita aquí en la tierra. Eres la madre de mis esperanzas y sueños perfectos, mi paz y mi guerra por un mundo que quisiera componer para nosotros dos. Eres mi credo, mi verbo, mi paroxismo de amor sublime y verdadero.

Eres la mujer que entre sueños me visita y que a la distancia me acompaña para que jamás me sienta solo ni abandonado. Eres un recordatorio eterno de que Dios me ama y me lo da a conocer a través de tu existencia. Eres lo más bello, lo más hermoso que me ha pasado en mi vida. Eres mi compromiso con la vida de seguir adelante y de cuidar mis pasos.

Eres mi amor. Mi único y verdadero amor. Y con lágrimas de dicha en mis ojos te leo y te vivo con cada frase que me escribes y me regalas. Con una sonrisa me acompañas al entrar al mundo del sueño y con otra sonrisa me recibes al despertar a diario. Mi primera oración del día es para agradecer a la vida el hecho de que tú existas.

Eres la palabra exacta que a mi corazón abarca, la imagen indicada para ilustrar mi alma, eres rima y balada, la dulce melodía que cada mañana me recuerda que estoy vivo... He mirado la luna de cerca al asomarme a la hermosa tierra que me describes entre palabra y verbo, me he dado cuenta de que el cielo se aclara y mi vida se ilumina con tu canto de hadas y ensueños...

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