jueves, enero 17, 2008

Un gigante del color del cielo

En un abrazo automático que retoma la sombra de su antigua pose,
es que encerrada en las parades castañas de su propia ventura
reside apartada y acompañada de sí misma....

Y un reflejo lejano pareció iluminarle
como la sonrisa del guerrero
que con su yelmo radiante
le buscaba para abrazarla
y llevarla a su hogar
en el corazón del continente de silicio y piedra...

Es entre torturas que el corazón aprende a amar la vida
y a las aladas mismas que se convergen en una sola persona:
en la amada del guerrero
que con armas letradas le revienta la calma
para engullirlo en su propia tormenta de abrazos caricias y besos...

Un gigante del color del cielo
que al llorar da vida a las calles de mi corazón de silicio...

Amor del tamaño de la mano de Dios,
tan cerca de su corazón
que me abarca media vida para sentirlo apenas
y el resto de ella para disfrutar de su toque maravilloso en mi alma,
es así este amor
tan suave que me envuelve
desde adentro hacia afuera...
del corazón...

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