miércoles, enero 02, 2008

Pero el corazón no dijo nada

La tomé por la cintura y con mi boca trepé por su pecho, recorrí a punta de glosa su piel, hasta llegar a su cuello, ahí mordí hasta saciarme de su sangre y le robé el aliento, al probar el sabor de su lengua, torcí su cabeza al tirarle del cabello, y sus ojos esmeralda se perdieron en un momento...
mientras mi siniestra profanaba su templo, se estremecían cada vez más sus cimientos, a la par que de dos uno quedaba, uno en el otro, como un espía conocí todos sus silencios, y como un bandido le arrebaté la cordura que trae el tener el cordero en el pensamiento...
sucumbimos a la muerte dantesca que nos roba la voluntad y da rienda suelta a los instintos, quisimos llegar hasta el infierno sin darnos cuenta siquiera, que ya habitábamos en él, me tragué cada parte de su cuerpo, desde las encías, hasta los tobillos, su boca fue el aperitivo y lo demás el banquete entero, y por un momento, hasta su voluntad bebí contento...
pero ni así pude amarla...
el cuerpo pedía, la mente aceptaba,
pero el corazón no dijo nada...

sólo calló y extrañó tu mirada...

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