miércoles, enero 02, 2008

Soledad acompañada

Cada poesía tiene sus ángeles, y entre las coplas bailan las hadas, algunos versos abrigan a la nada, pero mis palabras siempre llevarán alma, un castigo encerrado entre líneas, una necedad epicúrea y acre, por una diosa de oropel, por un maldito amor idiota e inmarcesible, por una soledad abyecta y agreste.

Cada poesía lleva impregnado el dolor, en el albor de la muerte que con portentosas tenazas arranca cada latido y cada mirada, y ahora... esperando su llegada, gladiador caído, guerrero derrotado, con la cabeza en alto espera su llegada.

Un nuevo génesis de sangre, ¿será su castigo eterno? ¿será otra burla de alguna deidad resentida? tan lejos, tan cerca, tan fría, tan distante, la vida se ha reído macabramente, su bastarda suerte ha derruído su mente, otra vez al lado del ángel de batalla.

La nueva épica no trae consuelo, es un martirio latente, sometedor, muerte nuevamente, crisis de sanidad, porque no importa la vida realmente, porque no existe un vínculo real, sólo las batallas de una guerra diferida, sólo la guerra continuada, sólo la soledad acompañada...

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