jueves, diciembre 27, 2007

Última carta

A quien corresponda:

Está bien. Ya sé que muchas horas han muerto entre nuestra última mirada y este momento, pero ya ves estoy nuevamente de regreso.

La tarde se me antoja a tu compañía, verás… tengo tantas ganas de estar contigo, abrazándote, viendo llover a través de la ventana y de platicar… ¿ y de qué platicaríamos ? … Quizá recordar los temas triviales y primordiales ( que tanto nos absorbían al principio) sea algo acertado.

También podríamos hablar de poesía, si… de poesía. Pero no de cualquier poesía, sino de aquella que emana de tu sonrisa, de aquella que sugiere tu silueta a contraluz o la que dejas olvidada al arrastrar tu sombra cuando te marchas. O de aquella poesía que llena los silencios cada vez más largos entre tú y yo… de ésa que surge entre tu partida y mi desorientación, la que te describe ausente y que no te reconoce cuando la lees…

También podríamos hablar de los sueños, aquéllos que cimentaron nuestro imperio de ilusiones individualizadas ¿ lo recuerdas ? Cuando nos tocábamos en sueños estando unidos en alma aunque estuviéramos en lugares distintos, o cuando metamorfoseábamos la luna y nos repartíamos el cielo… debo confesarte algo: me he sorprendido algunas veces mirando la parte que me corresponde pensando si quizá en ese instante tú estarías haciendo lo mismo… ahora que lo pienso, creo que jamás contemplamos la noche juntos, tal vez por considerarlo una pérdida de tiempo o tal vez nunca nos importó hacerlo.

¿ Sabes ? Tengo tantas ganas de decirte tantas cosas, pero no tengo idea de cómo hacerlo, también tengo ganas de escucharte decir las tuyas, hace tiempo que no mezclamos la mirra y la miel… Alguna vez te había comentado que la ciudad no es la misma desde que te conocí, aún hay calles que recuerdan tu sonrisa y lugares muy ensombrecidos desde no has regresado, es más ni a mí se me antoja visitarlos porque no soporto ver sus rostros melancólicos y en eterno duelo, sería maravilloso que te dieras una vuelta por ahí.

Hasta el día de hoy he llegado a comprender que el amor que te haga florecer no saldrá de mí sino de ti misma… Hasta el día de ayer mi corazón sordo y necio era: pues no quería entender que el amor implica espera y que la pausa entre nosotros sólo es la transición, de un te quiero a un adiós.

Hasta el día de hoy he podido ver desde afuera: quién eres y qué soy, mi realidad o tu quimera, y esto depende de ti y de mí… Hoy te he visto crecer, cada día surgen nuevas cosas y debo reconocer que hoy luces más hermosa, y tu belleza interior se abre paso hacia el sol, ha decidido dejarse ver y develar que eres una gran mujer. Pero no la que a mi lado esté…

De todas maneras, no puedo evitar darte las gracias por todo lo que fuiste para mí, te juro que jamás olvidaré detalle alguno en lo que respecta a todo lo hermoso que viví junto a tí, incluso creo que la sonrisa que porto ahora todavía lleva tu firma indeleble, también creo que mi amor seguirá vivo por bastante tiempo... Hablando de tiempo, gracias por aquél que me dedicaste, por todos tus besos y tus abrazos, por tus sonrisas y por aquellas miradas que alguna vez me hicieron estremecer; gracias por regalarme aquellas alas que tan alto a tu lado me llevaron, gracias por tu ayer y por lo que significas hoy para mi.

Creo que comenzaré a despedirme, ya sabes, es un rito tan desagradable que tengo que ensayarlo para que el definitivo no me agarre por sorpresa. Sólo espero que ese definitivo no sea como la furia de un dios celoso por su tierra… Es curioso que estando tan cerca se llegue tan lejos... siendo extraño en tierra extraña es preferible que se olvide mi nombre que negarse a ver de frente al astro rey…

Puede que te vea más adelante, y créeme que lo haré tan emocionado como lo haría en este momento; tal vez te extrañe a cada instante aunque lleve grabada tu sonrisa en el alma, pero hoy, el día de hoy, sin dejar de ser lo que soy, me hago aun lado de tu vida y me voy. Creo que ya no tengo nada qué ofrecerte.

Me retiro de tu senda para seguir mi camino, quizá ni yo mismo lo comprenda, pero algunos lo llaman destino, debes seguir como vas hasta ahora, luchando por ti misma y yo debo lidiar con mi cisma, hay muchas guerras que pelear y falta mucho por llegar.

Tengo ganas de llorar pero no quiero derramar una sóla lágrima, no vale la pena hacerlo por lo maravilloso que fue el que estuviéramos alguna ocasión juntos tú y yo, quiero recordarte como aquél ángel que me visita en sueños y me mostró la redención... en fin, gracias por el tiempo en que fui digno de tu amor.

Ahora bien, basta de robarle momentos al viento, que buena falta le hacen al país de los cimientos… Espero que estés bien, que yo he encontrado la calma, calma engendrada por la nada… Nada que opera en el más ecléctico vacío, una nada constante y nada más…

ADIOS…
MI AMIGA… MI AMADA… MI MUERTE…

No hay comentarios: