jueves, diciembre 27, 2007

Prosa improvisada

Fuerza, es la palabra que buscaba para describir tu voluntad, aquella férrea voluntad que al seprarnos cavó una zanja tan grande como tu orgullo y mi estupidez, aquella estupidez que no me dejó ver que te amaba hasta que fue demasiado tarde.....

Aquella noche que dormíamos entre sueños masacrados y extenuados, con el aroma de nuestra ordalía de sábanas y derroches de te amos inocuos y espantosos porque sólo hablaban nuestros cuerpos que se restregaban como esponjas lavando el pecado original de una pared manchada de cochambre espiritual....

Por la falsa puerta que despedían nuestros entornos rojos a la luz de un ocaso fatuo y fatal, Mala racha de sensaciones y amores, porque mi cigarrillo se apagaba en cada ocasión que mirabas la puerta, como buscando el pudor que dejaras en la entrada de la casa, como si la vergüenza se asomara y te señalara con su dedo lascerante e inolvidable, y eso que según tú había amor de tu parte, y la entrega era parte de un rito de reforzamiento... sólo reafirmaste tu deseo de huir enseguida....

Hablabas de un amor concebido en no sé donde, creo que habías dicho que en el cielo, cada uno predispuesto al otro como si a Dios le hubiera importado ponernos enfrente uno del otro, ahora te miro y me duele, me duele por haberte creído, el hecho mismo de pensar que yo también podía quererte....

Sólo me queda mi taza de café y el recuerdo, aquella mañana antes de llevar una rosa a una cama vacía de cariño, y tan llena de tu cuerpo...

Deberían regalar muñecas más frágiles a las niñas, y juguetes más delicados a los niños, para que se acostumbren a lo dura que es la vida, para que sepan que a veces las pérdidas son definitivas....

En aquella ocasión caminaba rumbo al colegio, ya saben, con la mochila al hombro y los pies arrastrando....

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