jueves, diciembre 27, 2007

Una mañana de invierno me levanté

Una mañana de invierno me levanté
y vi tu nombre escrito en mi ventana,
una luz de primavera entre la nieve descubrí
y la sonrisa de las ilusiones me miraban de frente.

Descubrí en mi espejo que había tormentas
y un gran alboroto en torno a mis pesadillas,
y a ellas les he pedido me dejen
para que los sueños a mis noches regresen.

He notado que la vida pasa más despacio,
pero los días corren como ríos por la calle,
las horas se han negado a dejarme tranquilo
y aún así he decidido seguir en batalla vivo.

Una mañana de invierno descubrí
que no existen ángeles sin paraíso,
y es en la tierra de ahora donde vivo
donde no cabe la duda si en el camino sigo.

Que va de la de la vida si el tiempo no pasa,
y no es sino su paso lo que da la vida
y es en la muerte cuando se detiene
cuando no dejamos ir tranquilos los recuerdos.

No tengo más pasión que vivir día a día,
y el amor que llevaba arrastrando entre brumas
lo he dejado libre al abrir mi ventana
y a veces se asoma a verme dormido entre las persianas.

Vi tu nombre escrito en la luna
y vi que brillaba con fulgor de plata
y también noté que otras miradas te admiraban,
porque tu luz toca a todo aquél que se anime a verte.

Hoy veo ante mí la obra más perfecta de la existencia
mi vida al alcance de mis manos,
la libertad de decidir qué habrá de lucir mi bandera
y el camino que a mis piernas sin duda lleven mis pasos.

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