jueves, diciembre 27, 2007

En el corredor

Mar de vainilla y hiel
toda la furia quedó en la piel,
como selva virgen que mis años quemaban,
en contacto libido se anidaban.

Toque sensual de las olas con mi arena
sin remordimientos inmediatos
enfocando una lujuria ajena
engendrando sentimientos no natos.

Olvidando la muerte que acechaba
como un alfil de recelo,
mi piel con el alma se involucraba,
cayendo en el hondo abismo del cielo.

Atormentando al verdugo druida
era cuestión de lujuria, confianza y amor,
la lujuria quedó por los dos consumida,
la confianza y el amor, en el corredor.

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