jueves, diciembre 27, 2007

Tirando maldiciones a las estrellas

Tirando maldiciones a las estrellas,
avanza la impía fortuna,
por culpa de un fortuito veneno
ahogado en los pantanos del alma.

Queriendo matar la realidad absurda
de un mísero dios de ébano,
que reclama la ira sonriente
de una musa que se desvanece.

Rompiendo los caminos de la melancolía,
un andar beodo atraviesa la mansión,
busca la respuesta del misterio
que urga en el fondo de su ser.

Daehd llegó al infierno
y el etilo hace renacer su pena,
la misma natura mater llora
su existencia tan errabunda y lastimera.

Sufrir no sirve de nada
cuando te forjas en un crisol de dolor,
la música arde en la morada
de lo que pudo ser su dios.

Daehd muere en el infinito
y Zilhanger no se da cuenta...
porque su pasado común y fortuito a ella no le interesa

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